La presente elección presidencial estadounidense ha desbordado, como nunca antes, las fronteras de su ámbito de interés. Hoy el mundo entero, y con posiciones tomadas, sigue atento el desenlace del evento electoral.
Por muchas décadas, la política exterior de EE.UU. en materia geopolítica, militar, económica, comercial, no variaba radicalmente por la prevalencia de republicanos o demócratas en el poder. Eran de matices las diferencias entre unos y otros. El consenso tendía a ser determinante en estos asuntos de competencia de la seguridad nacional y del Departamento de Estado.
Pero en los últimos años las posturas internas se manifiestan notablemente disímiles. Un ejemplo son las posiciones sobre la relación de Estados Unidos con sus socios de OTAN, o más reciente y concretamente, sobre el apoyo militar a Ucrania. Hoy el mundo distingue y se identifica con la visión de uno u otro candidato en asuntos fundamentales, entre otros, la presencia militar en Europa, en Asia, el proteccionismo comercial, la inmigración o planteamientos ante el discutido cambio climático.
Ese interés de Estados extranjeros en las elecciones estadounidenses ya dejó de ser pasivo. En 2016 vimos a Rusia interferir en las elecciones presidenciales diseminando mensajes a través de las redes, en los que satanizaba a Hillary Clinton a favor de Donald Trump. Hoy, más sofisticadamente, lo hace contra la candidata Kamala Harris empleando desinformación y, estratégicamente, en los llamados swing states, decisores clave en los colegios electorales.
Otro actor, Irán, hace lo propio a través de las diferentes plataformas a favor de Kamala Harris teniendo como target a electores islámicos y árabes. China también interviene, sin preferencia definida, diseminando desinformación y discordia que desacrediten la democracia estadounidense a los ojos del mundo.
No exentos de esta universalización electoral, muchos venezolanos también toman apasionadas posturas, unos van por Harris, entre otras razones, aprensivos ante una anunciada política de deportación masiva, otros, se inclinan por un supuesto redentor a quien confiar nuestra liberación desde la Casa Blanca…