Un ave fénix llamado Donald Trump

Un ave fénix llamado Donald Trump

Una pantalla de transmisión digital que transmite noticias de los resultados de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 en la fachada de la Bolsa de Valores de Bombay (BSE) en Mumbai el 6 de noviembre de 2024. (Foto de Punit PARANJPE / AFP)

 

Es la historia de un hombre incombustible que, guiándose por su olfato político y su capacidad para sortear obstáculos, acabó por segunda vez en la Casa Blanca.

Ocho años después de haber dado la mayor sorpresa política moderna y cuatro después de haber dejado el poder en medio de un caos inimaginable, el republicano estará de vuelta en la Casa Blanca.





Con el apoyo de decenas de millones de estadounidenses, el tempestuoso septuagenario, cuya caída se ha anunciado mil veces, ha sabido sacar provecho de cada escollo.

Parte de los republicanos lo abandonaron después de que simpatizantes del magnate asaltaran el Capitolio en 2021.

Pero el millonario de 78 años ha recuperado en cuatro años un control total sobre el partido.

Durante la convención de los republicanos a mediados de julio disfrutó viendo cómo aquellos que le dieron la espalda se deshacían en alabanzas en el escenario. Fue dos días después de ser blanco de un intento de asesinato durante un mitin en Pensilvania.

El magnate llevaba un vendaje blanco en la oreja en la que resultó herido. En solidaridad muchos simpatizantes se vendaron las suyas.

La imagen de Trump levantándose, con el rostro ensangrentado y el puño en alto, es la más impactante de la campaña.

“¡Lucha! ¡Lucha! ¡Lucha!”

Su “¡Lucha!, ¡Lucha!, ¡Lucha!” lanzado a la multitud mientras los agentes del Servicio Secreto lo desalojaban se ha convertido en un grito de guerra para sus partidarios, que lo corearon en cada mitin.

Una marea de estadounidenses con gorras rojas, en su mayoría blancos y bastante mayores, acudió a sus actos electorales convencidos de que el neoyorquino, que hizo fortuna en el sector inmobiliario, comprende sus dificultades mejor que nadie.

En los mitines el candidato pintó un panorama apocalíptico de Estados Unidos, devastado según él por una inflación galopante, migrantes que “envenenan la sangre del país” y demócratas “de mierda”.

Trump, que será el presidente estadounidense de más edad en prestar juramento, apostó también por los hombres jóvenes, cuyo apoyo cultivó con videos con campeones de artes marciales mixtas en la red social TikTok y declaraciones provocadoras en pódcasts.

Desde sus primeros pasos en política, la antigua estrella de la telerrealidad jugó la carta de un candidato antisistema, sin que eso le perjudicara.

Como cuando, un mes antes de las elecciones presidenciales de 2016, salió un viejo video en el que se escucha a este padre de cinco hijos, de tres mujeres diferentes, presumir de usar su fama para “agarrar a las mujeres por la vagina”.

Los observadores predijeron entonces que perdería el voto de las mujeres. Se equivocaron. Donald Trump ganó.

“Estados Unidos primero”

Una vez en la Casa Blanca, este hombre de imponente físico rompió con todos los convencionalismos frente a unos estadounidenses entusiastas, atónitos o asustados.

En nombre de “Estados Unidos primero”, trató con rudeza a los aliados del país, inició una escalada impredecible con Irán sobre el programa nuclear y expresó fascinación por líderes autoritarios, como el ruso Vladimir Putin o el norcoreano Kim Jong Un.

El republicano remodeló la Corte Suprema a su antojo, ofreciendo una victoria a los conservadores sobre el aborto.

Desestimó de un plumazo un movimiento contra la violencia policial y escapó, en dos ocasiones, a la infamia de una destitución.

Los cuatro años de Trump en el poder siguen empañados por su incapacidad para ser reelegido en 2020: una derrota frente a Joe Biden que nunca reconoció.

Tampoco hubo una “ola gigante” republicana prometida por el expresidente en las elecciones de medio mandato de 2022.

Su partido sufrió reveses en referendos sobre el aborto, incluso en estados muy conservadores.

Pero en las elecciones de este martes se redimió. Derrotó a su rival, la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, de 60 años, al cabo de una campaña muy agresiva en la que los insultos estuvieron al orden del día.

Presume incluso de haber conseguido el voto popular. De ser así sería el primer republicano en lograrlo en 20 años.

“Hemos hecho historia”, clamó victorioso ante sus seguidores. AFP