La dirección es más importante que la velocidad. En la vida, y especialmente en los procesos sociales, lo esencial es mantenernos en el camino correcto, aunque el avance sea lento. Vamos a salir de esta situación, como individualmente hemos superado tantas otras. Cada paso que damos, por pequeño que sea, nos acerca a nuestro objetivo.
Se han logrado muchas cosas, y lo mejor es que se han logrado dando ejemplo de ciudadanía. Hay una dirección clara, un liderazgo que nos guía, nos protege y nos da orden. Como dijo Juan Pablo II: “El futuro empieza hoy, no mañana.” Es en el presente donde debemos sembrar las semillas del cambio, con la certeza de que florecerán en el futuro.
Así como hay cosas que pasan por algo, hay otras que por algo no pasan. A veces, los obstáculos y las demoras tienen un propósito. Nos enseñan paciencia, nos fortalecen y nos preparan para recibir lo que realmente merecemos. Steve Jobs dijo: “A veces la vida te va a golpear en la cabeza con un ladrillo. No pierdas la fe.” Mantener la fe y la esperanza es fundamental en nuestro camino hacia la democracia.
La resiliencia es clave en este proceso. La capacidad de adaptarnos, aprender de nuestras experiencias y seguir adelante es lo que nos permitirá alcanzar nuestros objetivos. Como dijo Nelson Mandela: “La mayor gloria no es nunca caer, sino levantarse siempre.” Cada caída es una oportunidad para levantarnos con más fuerza y determinación.
El amor y la unión son esenciales. No podemos permitir que el odio y el rencor nos dividan. Como bien dice una sabiduría popular: “Tener odio es como tomar veneno y esperar que el otro muera.” Debemos enfocarnos en el amor por nuestros seres queridos, en la amistad y en la solidaridad. La felicidad se encuentra en los pequeños gestos de amor y comprensión.
En el deporte, encontramos un ejemplo claro de resiliencia y trabajo en equipo. Los atletas entrenan incansablemente, enfrentan derrotas y se levantan una y otra vez. Su éxito no llega de la noche a la mañana, sino a través de años de esfuerzo y dedicación. Así también, nuestra sociedad debe trabajar unida, con paciencia y perseverancia, para alcanzar la democracia y el bienestar.
La historia nos ha enseñado que los cambios significativos no ocurren de un día para otro. Cada sociedad tiene su propio tiempo de crecimiento, y eso no está mal. Lo importante es mantenernos en la dirección correcta, con la certeza de que, tarde o temprano, alcanzaremos nuestros objetivos.
María Corina Machado, a pesar de las dificultades y la persecución, sigue inspirando a muchos con su determinación y su mensaje de esperanza. En un reciente mensaje, ella dijo: “Son horas oscuras, pero lo vamos a lograr. Venezuela será libre y vamos a traer a nuestros hermanos de vuelta a casa.”
Un ejemplo histórico de cómo las cosas suceden más rápido cuando se hacen bien, en paz y con amor, es la transición pacífica de Sudáfrica del apartheid a la democracia. Nelson Mandela y otros líderes trabajaron incansablemente para lograr un cambio significativo sin recurrir a la violencia, demostrando que la paz y el amor pueden acelerar el proceso de transformación social.
En conclusión, la esperanza en el cambio es fundamental. Debemos mantenernos firmes en nuestra convicción de que Venezuela recuperará su democracia y se convertirá en un país de primer mundo. La dirección es más importante que la velocidad, y cada paso que damos nos acerca a nuestro objetivo. Sigamos adelante, con amor, unión y resiliencia, sabiendo que el futuro que deseamos está al alcance de nuestras manos.
Vamos por más…