¿Quién realmente ha sido el responsable de que hayan sido infructuosos los diferentes intentos de salir de un régimen autoritario que comenzó Hugo Chávez Frías en 1999? ¿El mismo régimen? ¿Los cubanos, los chinos, los rusos e iraníes? ¿Los Estados Unidos y en general la Comunidad Internacional? ¿O la oposición venezolana?
Algunos de ustedes podrían responder que ha sido una combinación de todos ellos. Otros le darán cierto peso al régimen y los militares, quienes han utilizado exitosamente los sistemas de inteligencia cubana (G2), o de los demás socios internacionales del régimen (China, Rusia, Irán). Pero decididamente es imposible ignorar el peso fundamental que ha tenido la percepción que han tenido en todos estos años los diferentes gobiernos EEUU y el resto de los países de la Comunidad Internacional que giran en la órbita democrática, para generar una respuesta acorde que pueda socavar el régimen que gobierna en Venezuela. Y en ello ha jugado un papel fundamental la oposición que se ha tenido hasta ahora frente al régimen. Una muy mala oposición ha traído como consecuencia una pésima respuesta exterior –y en especial la de los EEUU- a los desmanes que han cometido los criminales en este país.
De allí que en esa percepción se hayan agarrado los venezolanos como una tabla de salvación para apostar que un cambio en la administración de los EEUU pueda hacer una diferencia en Venezuela. Pero eso lamentablemente no es suficiente. Si bien Donald Trump tenía toda la intención en el 2019 de volatilizar al régimen venezolano, una pésima oposición logro que no lo hiciera, revelándonos a todos los venezolanos que nosotros mismos hemos sido los responsables de nuestras desgracias, y seremos los responsables de salir de ellas.
Hoy al triunfar Donald Trump en la carrera por la presidencia de los EEUU, es lógico suponer que los venezolanos tengamos la esperanza de un cambio radical en la política exterior norteamericana en relación con la grave situación de Venezuela. Como ejemplo, esta expectativa se refleja en la opinión internacional de un medio español al 6 de noviembre, luego del triunfo de Trump:
“La migración venezolana en Estados Unidos y una parte del antimadurismo creen que el republicano puede ser decisivo para los cambios en ese país. Se aferran a su declaración más polémica, en junio de 2023: “Cuando me fui, Venezuela estaba a punto de colapsar. Nos hubiéramos apoderado de ella, nos hubiéramos quedado con todo ese petróleo”. El Palacio de Miraflores encontrará en Trump y sus amenazas una posibilidad mayor de endurecimiento interno” (ver Perplejidad, temor y festejos en América Latina por la victoria de Trump, en https://www.elperiodico.com/
Aunque esta declaración de Trump está incompleta en ese artículo y fue descontextualizada, si refleja el apoyo de ahora Presidente Electo de EEUU a la causa venezolana para recuperar la libertad y la democracia, tal y como lo comente en esa oportunidad en junio de 2023 al comentar ese episodio (ver Trump, petróleo y Venezuela, en https://ticsddhh.blogspot.com/
Lamentablemente, la oposición venezolana ha sido uno de los principales obstáculos para resolver el gravísimo problema político del país, y sobre lo que vuelvo a insistir hoy en el 2024: En abril de 2019, en el tope de su popularidad, Juan Guaidó y la Asamblea Nacional de 2015 rechazaron la posibilidad de una intervención militar en Venezuela (ver La intervención militar está descartada en Venezuela, en https://www.clarin.com/mundo/
Vuelve Trump a ser Presidente de los EEUU a partir de enero 2025. El problema nunca han sido los EEUU a pesar de la mediocridad de sus intermediarios (Juan González y demás asociados de la Administración Biden). Ha sido la manera tóxica en cómo en la oposición tradicional venezolana ha abordado el problema y su presentación ante quien en realidad pudo hacer algo por Venezuela en su momento. Esa ventana se cerró en el 2020 pero por un milagro para los venezolanos se vuelve a abrir de nuevo el pasado 5 de noviembre. Que la sepamos aprovechar abierta dependerá de nosotros.
¿Por qué lo digo? Porque las cosas también cambiaron en Venezuela a partir del 22 de octubre de 2023. Existe ahora OTRO liderazgo político opositor, representante indiscutible del sentimiento de los venezolanos de resolver el problema y expulsar a quienes ocupan ilegítimamente el gobierno de Venezuela, que podrá y deberá entenderse con el Presidente Trump y su administración en esta nueva ventana de libertad, a pesar de que la primera oportunidad se perdiera durante el interinato de Guaidó y la Asamblea Nacional de 2015.
Pero el régimen también juega y Maduro se ha apresurado a felicitar públicamente a Trump, expresando que quiere un “nuevo comienzo”: “En el primer Gobierno no nos fue bien. Este es un nuevo comienzo para que apostemos a ganar, ganar y le vaya bien a EE.UU. y a Venezuela” (ver Maduro felicita a Trump y espera un “nuevo comienzo” en sus relaciones, en https://www.libertaddigital.
Veamos que tan “ganar, ganar” serían unas relaciones con un régimen que le dio un golpe a la voluntad popular, y que se ha autoproclamado como “ganador” sin presentar pruebas fehacientes de haber triunfado en las elecciones del 28 de julio de 2024, como si lo ha hecho internacionalmente la oposición venezolana. Es por allí que debería comenzar Maduro esa “segunda etapa” que menciona en su discurso si quiere el reconocimiento del gobierno de Trump.
Este es el escenario planteado antes del 10 de enero de 2025. Una nueva oposición que aguarda una segunda oportunidad con una nueva Administración Trump, pero con la gran diferencia de que en esta ocasión ya no hay un “Presidente Interino”, sino un Presidente Constitucional Electo, salido de la voluntad popular, con las pruebas de su victoria de las urnas electorales de Venezuela en sus manos, y ampliamente reconocido por la Comunidad Internacional antes que el mismo Trump llegara a la Casa Blanca. ¿Podría existir mayor alineamiento de planetas?
En otras palabras, llegamos a esta fecha con el mandado hecho y que tuvo que realizar Donald Trump con Guaidó en enero de 2019, y de paso montárselo en el lomo hasta el mismísimo Congreso de los EEUU. ¡De ese tamaño era el compromiso de Donald Trump para salir del problema! Y con todo y eso, nuestra oposición de la época se encargó de echar a la basura de la historia una oportunidad que nadie esperaba volver a tener. Si esta nueva oportunidad no es un tiro al piso y un milagro para que una nueva oposición logre que esta vez sí se concreten las aspiraciones de cambio de los venezolanos, bajemos entre todos la santamaría de Venezuela, y el último que se vaya que apague lo que quede de luz, porque si no se apresuran dudo que Dios en su infinita paciencia nos dé una tercera oportunidad.
Caracas, 9 de Noviembre de 2024
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