Henry Armas Ascanio es un ciudadano venezolano que emigró junto a su pareja Claudia Acuña, y su hija, de 14 años, a Ecuador hace casi un año para encontrar mejores días. La pareja laboraba en una lavadora de carros en La Aurora, donde además habitaban, y seguían trámites para obtener la condición de refugiados.
Por El Universo
Su vida en Ecuador cambió cuando la noche del pasado 28 de octubre la pareja de Henry salió a comprar a una tienda y al cruzar la vía a Salitre un automotor la embistió. Fue llevada a una casa de salud, pero por las graves heridas en horas de la madrugada del 29 de octubre, murió. Luego, el hombre se encargó de trámites mortuorios para darle el último adiós.
A las pocas horas, un asesor de una funeraria, situada en Sauces y con sede en Santa Rosa (El Oro) lo contactó para ofrecer sus servicios. Gastó alrededor de $ 400 que le pedían y pudo velar a su esposa en su domicilio.
Luego, él continuó con trámites para realizar el traslado de los restos a Venezuela. Tenía que sumar varios documentos, algunos que se habían tramitado por cuenta de la funeraria. En la Fiscalía y hospital de Infectología le indicaron que dos documentos que sirve para los trámites de cremación no son auténticos. Funcionarios le indicaron que esos documentos serían aparentemente falsos.
En el centro público, una trabajadora le indicó que un documento de “permiso de inhumación, cremación y transporte de cadáver no cumplía el formato ni era sello pertinente”.
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