El gobierno iraquí se encuentra en el centro de una creciente controversia debido a la discusión de una nueva ley que permitiría el matrimonio con menores de edad, incluso con niñas tan jóvenes como de 9 años. Esta legislación, de ser aprobada, podría abrir la puerta a posibles violaciones de derechos humanos y afectar gravemente la vida de muchas jóvenes en el país.
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Los matrimonios infantiles son una práctica común en Irak, a pesar de no estar legalizados. Según datos del Fondo de las Naciones Unidas, cerca del 28% de las niñas iraquíes se casan antes de cumplir los 18 años. Esta situación ya genera preocupación entre activistas y organizaciones no gubernamentales, quienes advierten que el matrimonio precoz tiene consecuencias devastadoras, incluyendo un aumento en la pobreza, embarazos no deseados y una alarmante tasa de deserción escolar.
Expertos en salud y derechos humanos han señalado que la nueva ley no solo despojaría a las mujeres de derechos fundamentales, como decidir sobre su propio cuerpo o la custodia de sus hijos, sino que también incrementaría la vulnerabilidad de las niñas a abusos sexuales y físicos. “El matrimonio precoz no solo priva a las niñas de su educación, sino que también las expone a riesgos de salud relacionados con embarazos tempranos”, afirmó un portavoz de Human Rights Watch.
Un caso emblemático es el de Shaimaa Saadoun, quien fue obligada a casarse a los 13 años con un hombre de 39. Su historia de sufrimiento y lucha por la libertad resuena con muchas jóvenes iraquíes que enfrentan situaciones similares. Shaimaa, tras años de abuso, logró divorciarse a los 30 años, pero su experiencia refleja la angustia que muchas niñas viven en el país.
La propuesta de esta ley no es un fenómeno aislado. A principios de este año, el gobierno iraquí intentó legalizar la pena de muerte para parejas del mismo sexo, lo que llevó a la imposición de penas de hasta 15 años de prisión por infracciones relacionadas con la homosexualidad. Esta tendencia hacia la restricción de derechos humanos ha generado un clima de preocupación tanto a nivel nacional como internacional.
La comunidad global observa con atención la evolución de esta situación en Irak, donde la lucha por los derechos de las mujeres y las niñas sigue siendo un desafío urgente. Las organizaciones defensoras de derechos humanos están instando al gobierno a reconsiderar esta ley y a tomar medidas que protejan a las jóvenes de la violencia y la explotación.