El presidente electo Donald Trump ha prometido que invocará una ley poco conocida de 226 años cuando regrese al poder.
Por CNN
John Adams era presidente cuando el Congreso aprobó por primera vez la medida. Estados Unidos estaba compuesto por solo 16 estados. Y una guerra con Francia parecía inminente.
“Hasta allí tenemos que retroceder, porque en esos días no nos andábamos con juegos”, dijo Trump en un mitin el 4 de noviembre. “Invocaré la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para identificar y desmantelar cada red criminal de migrantes que opere en suelo estadounidense”.
Trump ha afirmado que la ley le otorgará a su gobierno “una tremenda autoridad” y permitirá a los funcionarios “remover a todos los miembros de pandillas conocidos o sospechosos, traficantes de drogas o miembros de carteles en Estados Unidos”.
Expertos legales que hablaron con CNN dicen que los intentos de invocar la ley podrían enfrentar una batalla difícil en los tribunales. Pero dada la frecuencia con la que Trump la mencionó durante su campaña y su presencia en la plataforma del Partido Republicano de este año, es probable que siga presente en el debate público en los próximos meses.
Aquí hay una mirada a algunas preguntas y respuestas clave sobre la ley que Trump ha señalado que será parte de su plan de deportación masiva.
¿Qué circunstancias permiten al presidente invocar esta ley?
El texto de la Ley de Enemigos Extranjeros dice que puede invocarse siempre que:
-Se declare una guerra entre Estados Unidos y “cualquier nación o gobierno extranjero”, o
-“se perpetre, intente o amenace con una invasión o incursión depredadora contra el territorio de Estados Unidos por cualquier nación o gobierno extranjero”, y
-“el Presidente haga una proclamación pública del evento”.
En otras palabras, si Estados Unidos está en guerra con otro país, o una nación o gobierno extranjero ha invadido o amenazado con invadir a Estados Unidos, un presidente puede invocar la Ley de Enemigos Extranjeros.
¿Quiénes se verían afectados?
En esas circunstancias, “todos los nativos, ciudadanos, residentes o súbditos de la nación o gobierno hostil” que tengan al menos 14 años y no se hayan naturalizado como ciudadanos estadounidenses “serán susceptibles de ser aprehendidos, restringidos, asegurados y removidos como enemigos extranjeros”.
En otras palabras, ciertas personas que no son ciudadanos estadounidenses podrían ser declaradas “enemigos extranjeros” basándose en su nacionalidad. Y esa designación podría ser la base para detenerlas y deportarlas.
Originalmente, la ley solo se aplicaba a varones extranjeros. Pero fue enmendada en 1918 después de que Woodrow Wilson pidiera al Congreso que le diera la autoridad para apuntar a “mujeres de origen alemán” durante la Primera Guerra Mundial, dice Katherine Yon Ebright del Centro Brennan en la Universidad de Nueva York.
A pesar de que la ley técnicamente no se aplica a ellas, en el pasado los niños menores de 14 años han sido detenidos con sus padres para evitar separar familias, dice Ebright. “En la Segunda Guerra Mundial, la alternativa típica era enviar a los niños pequeños o niños ciudadanos estadounidenses a un orfanato”.
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