Norte, Sur, Este (oriental) y Oeste (occidental) son los cuatro puntos cardinales de nuestro planeta y entre los que se dividen los diferentes países y continentes del mundo. Estar en un hemisferio u otro supone grandes diferencias, principalmente climáticas, pero también sociales, económicas o culturales, puesto que cada una de estas zonas tiene sus características propias. Mientras algunos como Ecuador o Gabón están en al menos dos de estas divisiones, tan solo hay una nación en el mundo que se encuentra entre los cuatro hemisferios: Kiribati.
Por larazon.es
Kiribati es exactamente un conjunto de treinta y tres formaciones de islas coralinas, también conocidas como atolones, y una isla volcánica, que se encuentra en mitad del Pacífico. Ocupan un territorio de unos tres millones de kilómetros cuadrados (incluyendo la zona marítima, pues la superficie terrestre ocupa poco más de 800 kilómetros cuadrados) y una parte de estos trozos de tierra están poblados por grupos y tribus de la Micronesia u otras culturas y en total suma unos 120.000 habitantes.
as islas han pasado por varias manos desde que fueron descubiertas por los españoles y portugueses en el siglo XVI, pues también británicos y japoneses ocuparon el territorio. Su historia ha estado envuelta en numerosas polémicas de diversa índole, incluso su independencia, lograda en 1999.
Oficialmente como República de Kiribati, este país insular se encuentra en la zona horaria más adelantada del mundo, la UTC+14, lo que le convierte en uno de los primeros lugares del mundo que experimentan la entrada de cada nuevo año. Y es que su situación geográfica hace que sea el único país del mundo situado entre hemisferios Norte, Sur, Oriental y Occidental. Si bien cada una de sus islas está en un hemisferio diferente, el conjunto de todas ellas se encuentran entre la división de los cuatro hemisferios.
Un Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO amenazado por el cambio climático: Kiribati lucha por no hundirse en el mar
Mientras tanto, Kiribati cuenta, por ejemplo, con la Reserva de la Biosfera de las Islas Fénix, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO. Se trata de uno de los ecosistemas más prístinos del planeta y uno de los espacios marinos protegidos más grandes del mundo.
Lagunas inmensas y playas de arena blanca son algunas de las características que le definen, además de arrecifes a su alrededor. Pero al ser un país insular, y sobre todo, por su ubicación, lleva años enfrentando serias amenazas relacionadas con su baja altitud media, lo que le ha convertido en un lugar especialmente vulnerable. De esa forma, las costas están siendo erosionadas rápidamente por las mareas altas y tormentas.
Por otro lado, la salinidad del suelo está aumentando, lo que dificulta el cultivo de alimentos locales como el coco, así como la biodiversidad de la región. También el agua potable se está contaminando por la intrusión de agua salada, generando escasez de agua potable y problemas de salud.
Esto ha hecho que Kiribati esté a la vanguardia de los países afectados por el cambio climático, lo que lo ha convertido en un símbolo de los desafíos que enfrentan las naciones insulares. A medida que el cambio climático continúa avanzando, la existencia de las islas de Kiribati se complica y la habitabilidad de las islas y la infraestructuras como viviendas y carreteras se ven afectadas, de tal manera que las autoridades han tenido que buscar planes de reubicación de sus ciudadanos en países cercanos como Nueva Zelanda, Australia o las Islas Fiyi.