Los atardeceres de Ibiza con sello venezolano

Los atardeceres de Ibiza con sello venezolano

Foto: RRSS

 

La isla de Ibiza es uno de los destinos más hermosos del mediterráneo, donde se conjugan pueblos de encanto, calas idilicas y los mejores clubes de música electrónica del mundo.

Uno de ellos es el legendario Café Del Mar nacido en 1980, conocido como el lugar mas exclusivo de la isla para ver el atardecer acompañado de una seleccion de musica minuciosamente escogida para ese momento de la mano del famoso DJ y productor britanico-asiatico Ken Fan.

Desde 1994 Café Del Mar edita discos cada año de música chill out-lounge y ambient reflejo del estilo ibicenco.

En el 2022 Ken Fan seleccionó a Guaral, una de las piezas del último álbum del compositor venezolano Vinicio Adames.

Según sus palabras, “esta pieza se convirtió inmediatamente en una de las favoritas de todos aquí en el Café Del Mar, cada vez que la hago sonar no falta alguien que me pida que la repita cada dia y no es extraño ver a los asistentes sacar su móvil para hacer Shazam y ver de quién se trata.”

Este último verano Fan y Adames tuvieron la oprtunidad de conocerse en persona donde Ken no dudó en ofrecerle el “spot” del momento culminante del atardecer para el 2025: Es un ofrecimiento que pocas veces lo he hecho y no se lo daría a cualquiera.

Así que si está de visita en Ibiza y desea tomarse un delicioso cocktail disfrutando de un espectacular atardecer acompañado de la mejor música quizás se encuentre con la oportunidad de que este tenga sello venezolano.

Adames & Dopamina

La música nunca fue mi fuerte. Nunca logré domeñar un instrumento. Nunca concebí una combinación armoniosa. Y, sin embargo, fui baterista. Pero, se sabe, es el instrumento que usa el diablo para distraer a la canalla. Nunca, entonces, el noble piano. Nunca la intrépida trompeta. Ni siquiera el infravalorado bajo. Y, sin embargo, soy melómano. Y, sin embargo, atormentado y quisquilloso: de cuatro Beatles solo uno; del rock sinfónico solo el Genesis tempranillo; acaso Grand Funk Railroad pero solo Mean Mistreater; de los clásicos apenas La Wally de Catalani, con la Callas si es posible; y de los incunables

In a gadda da vida, en su magistral versión de 17 minutos. Y, sin embargo, muy a mi pesar, escucho de todo por accidente. Lo autóctono inclusive, por accidente. Y así llegó GUARAL, la hermosa obra de Adames. Autóctona y a la vez rabiosamente experimental. Y así llego al fin de mis prejuicios. Potente, como solo las obras creadas en reclusión y diáspora son posibles. Evocadora. Como dopamina. Esa substancia química –cuando la obliga, la motiva y la segrega el arte– que media el placer entre el alma y el cerebro. Nostálgica, también en la mejor usanza de la palabra. Es decir, La Lejanía, La Ausencia, La Pérdida del país que alguna vez fue. En un tris. En apenas once piezas de colección como medio de transporte, en nuestra road-music individual, para atesorar lo único que al desterrado no nos pueden prohibir los esbirros: entrar cuando nos venga en gana en el museo de nuestra memoria.

NDP

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