Omar González Moreno: ¡Ay Margarita!

Omar González Moreno: ¡Ay Margarita!

Alguien ha de decir que este artículo es subversivo. Claro que lo es como todo lo que se escriba sobre la corrupción y la violación de los derechos humanos por parte del régimen, incluyendo a sus cómplices que se han enriquecido a costa de la destrucción de nuestro país.

Dirán tambien que se habla demasiado claro de la tragedia que viven los habitantes del estado Nueva Esparta, pero no hay mayor claridad que la que irradia la indignación de todo un pueblo que trata de sobrevivir sin luz, sin agua, sin salud, sin educación y sin ningún servicio público decente.

Yo creo que la historia tendrá que avergonzarse algún día de todo esto…





En la hermosa Isla de Margarita, un paraíso del Caribe venezolano que alguna vez brilló con la alegría de sus playas y su gente, se sufre una verdadera tragedia con el colapso eléctrico y la falta de agua potable que ha marcado la vida de sus habitantes.

Este drama no es solo un problema técnico de ahora; es una crisis humanitaria que afecta la esencia misma de la vida cotidiana desde hace años.

Tampoco es exclusivamente producto de la explosión del gasoducto Muscar, ubicado en Punta de Mata, estado Monagas.

Es consecuencia del saqueo que se le ha hecho al país durante los 25 años del chavismo en el poder

Es producto del robo descarado de cientos de miles de millones de dólares destinados a resolver los problemas basicos de la isla y de toda Venezuela.

La escasez de energía ha transformado la rutina de los margariteños en una lucha constante por la supervivencia.

Las apagones interminables, algunos de ellos de hasta 20 horas diarias, han dejado hogares a oscuras y negocios cerrados.

La comunidad se ha visto obligada a adaptarse, buscando maneras creativas de sobrellevar la situación, desde el uso de velas y antorchas para alumbrarse hasta el uso de leña para cocinar en medio de grandes penurias.

Las consecuencias son profundas y dolorosas.

La salud pública se ha visto gravemente comprometida, con hospitales batiéndose en la incapacidad de mantener equipos esenciales debido a la falta de energía.

La educación de los jóvenes se ha interrumpido, ya que las escuelas, liceos y universidades dejaron de funcionar en medio del mega apagón.

Además, para muchas familias, el costo de ese tipo de sobrevivencia se ha vuelto inalcanzable, por la perdida de comida y equipos electrodomésticos, ahondando aún más la ya insostenible crisis económica que vive el país.

El pueblo de Margarita, conocido por su resiliencia y calor humano, se enfrenta a la desesperanza y la indiferencia oficial.

Sin embargo, en medio del sufrimiento, surgen historias de solidaridad y lucha.

Vecinos que comparten alimentos en la oscuridad, comunidades que se organizan para reclamar sus derechos y jóvenes que sueñan con un futuro mejor a pesar de las adversidades.

Así, el drama del colapso eléctrico e hidrico en la Isla de Margarita no solo se manifiesta en la falta de luz y agua, sino en la lucha por un país más justo y por el restablecimiento de la dignidad humana.

Es un llamado a la acción, a no olvidar la humanidad que se encuentra detrás de cada apagón y grifos vacíos, y a trabajar hacia un futuro donde la energía y demás servicios públicos no solo sean un derecho, sino una realidad para todos.

¡Basta Ya!…esa es la consigna que se escucha en todas partes