El término alemán Realpolitick (Rochau 1853) alude a una propuesta que se basa en conducir la política y la diplomacia a partir de circunstancias y factores, y no en principios ideológicos, morales o éticos, tal visión comparte sus fundamentos con los del realismo y el pragmatismo. De ella echaron mano en su momento Bismark, Kissinger, De Gaulle, Deng Xiaoping, Lee Kuan Yee, y diremos que Bukele en el Salvador.
La misma ha sido objeto de cuestionamientos, calificándola como maquiavélica, coercitiva y amoral, ya que está sustentada en la convicción de que todos los Estados se movilizan solo por la búsqueda del interés propio. Mientras que otros teóricos consideran que los Estados son impulsados por la búsqueda de la seguridad o de la sobrevivencia.
Si hacemos un ejercicio con la Venezuela actual, interpretando su condición dentro de los términos de la Realpolitick, podemos especular a partir de los siguientes parámetros.
En primer lugar, Venezuela que era un país mediano, y ahora es una nación venida a menos, en un mundo dividido y complejo que la ha convertido en un peón más del ajedrez mundial, donde nuestro destino está condicionado no solo por las fuerzas internas, sino también, de manera significativa por las potencias mayores y menores del globo: Estados Unidos, Europa, China, Rusia, Irán, Turquía, Cuba.
En lo interno, el país está manejado por un gobierno sostenido por la fuerza, como el último recurso para garantizar su sobrevivencia, enfrentado a una oposición política unificada que ha cosechado victorias espectaculares en el campo electoral, pese a competir con un estado opresor. Esto último representa un factor importante y de peso, no solo a lo interno, considerando que política es pueblo, sino en lo externo donde la oposición goza de reconocimiento.
Dentro de este complejo cuadro consideramos que, en el escenario mundial, lo importante para Estados Unidos se resume en un aspecto; que Venezuela produzca petróleo, ya que cada día la situación del Medio Oriente es más inestable.
En segundo lugar, está la importancia que reviste el voto de los venezolanos en las elecciones norteamericanas nacionales o locales; así como es relevante reducir la migración ilegal de mucho de ellos.
Esta circunstancia explica el por qué compañías petroleras como la norteamericana Chevron y la española Repsol, están funcionando tan bien y en completa armonía con el gobierno, mientras que existe un aparente enfrentamiento abierto con USA y Europa, especialmente después de las recientes elecciones.
Con respecto a la norteamericana Chevron, en junio Nicolás Maduro afirmó que su país sostiene relaciones “extraordinarias” con la petrolera estadounidense. Respecto a España, la ecuación es semejante. En septiembre Maduro se reunió públicamente con los directivos de la petrolera española Repsol, en medio de la crisis entre ambos países a partir del no reconocimiento por parte de España de los resultados de las elecciones presidenciales anunciados por el CNE, para “firmar y avanzar en nuevos acuerdos de cooperación” o sea, “no pasa nada” como dicen los españoles.
Venezuela está bajo la égida geográfica de Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, por lo tanto, su destino esta concatenado, de acuerdo a la Realpolitick, al interés fundamental que pueda tener respecto a nosotros.
Pero, también tenemos que reconocer que Venezuela es un país de muy baja prioridad para el Norte, donde aún impera la visión skinneriana sobre la Bipolaridad, hay dos o tres potencias, que son lo importante.
La pregunta que debe hacerse el lector, de acuerdo con los antecedentes descritos sería: ¿Ante la experiencia cierta de trabajar armoniosamente con el régimen madurista, qué ventaja le puede proveer a Norteamérica un gobierno democrático en Venezuela?
Gerardo Lucas. Https.//gerardolucas.wordpress.com