El presidente electo Donald Trump ha prometido reducir drásticamente la inmigración, tanto legal como ilegal, y aumentar las deportaciones desde el primer día.
Los inmigrantes se apresuran a adelantarse a la ofensiva.
Los residentes nacidos en el extranjero han estado saturando las líneas telefónicas de los abogados de inmigración. Están abarrotando las reuniones informativas organizadas por organizaciones sin fines de lucro. Y están tomando todas las medidas posibles para protegerse de las medidas radicales que Trump ha prometido emprender tras su toma de posesión el 20 de enero.
“Gente que debería estar asustada está viniendo, y gente que está bien con una green card se está apresurando a venir”, dijo Inna Simakovsky, abogada de inmigración en Columbus, Ohio, quien añadió que su equipo se ha visto desbordado por las consultas. “Todo el mundo tiene miedo”, dijo.
Las personas con tarjeta de residencia permanente, o green card, quieren convertirse en ciudadanos lo antes posible. Las personas que tienen un estatus legal precario o entraron ilegalmente en el país se apresuran a solicitar asilo, porque incluso si la petición es débil, tener un caso pendiente los protegería —con los protocolos actuales— de la deportación. Las personas que tienen una relación con algún ciudadano estadounidense están tramitando su matrimonio con rapidez, lo que les da derecho a solicitar la green card.
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