El último 25 de noviembre murió John Alfred Tinniswood, quien a sus 112 años ostentaba el título de hombre más longevo del mundo. Según detalló Daily Mail, falleció en la residencia Hollies Rest Home, en Southport, Reino Unido. Tinniswood atravesó dos guerras mundiales, la evolución del fútbol moderno, y el nacimiento de algunas de las más importantes tecnologías de la humanidad. Su partida deja atrás una serie de lecciones sobre la longevidad, la moderación y la suerte, que fueron parte esencial de su enfoque ante la vida.
Nacido el 26 de agosto de 1912, en Liverpool, Tinniswood llegó al mundo en un momento histórico de gran turbulencia. Unos pocos meses antes, el Titanic se hundía en su trágico viaje inaugural, y comenzaba siglo XX con la incertidumbre de las futuras guerras mundiales. A lo largo de su vida, fue testigo de eventos trascendentales, como la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, la exploración del espacio y la caída del Muro de Berlín.
La experiencia militar y su carrera profesional
A lo largo de su vida, fue un hombre de acción. Durante la Segunda Guerra Mundial, se alistó en el Cuerpo de Pagos del Ejército Británico. Aunque su visión no le permitía servir en el campo de batalla, se encargó de labores administrativas vitales, como la organización de los retornos de las tropas desde el frente. Tras el conflicto bélico, trabajó en diversos sectores, entre ellos el Royal Mail, Shell y BP, donde consolidó su carrera profesional hasta su jubilación en 1972. Fue un hombre de números, y desde joven destacó en matemáticas, una habilidad que nunca dejó de utilizar en su vida cotidiana.
Su trabajo en la Royal Mail y las grandes corporaciones petroleras británicas marcó una trayectoria sólida, pero lo que realmente definió a Tinniswood fue su capacidad para adaptarse a los tiempos y para encontrar el equilibrio entre su carrera profesional y su vida personal. A los 15 años ya estaba trabajando en Shell, lo que demuestra su dedicación y disciplina desde una edad temprana.
Secretos de longevidad: moderación y suerte
A pesar de la longevidad que alcanzó, Tinniswood no creía que existieran secretos mágicos para una vida larga. Su propia perspectiva sobre la longevidad puede resumirse en una frase que repetía a menudo: “Es pura suerte. O vives mucho o vives poco, y no puedes hacer mucho al respecto”. Sin embargo, también apuntaba a la moderación como una de las claves para su longevidad. Nunca fumó, y su consumo de alcohol fue mínimo a lo largo de su vida. Una de sus pequeñas indulgencias era el clásico plato británico de pescado con papas fritas, que disfrutaba cada viernes, pero sin que esto interfiriera con un estilo de vida equilibrado.
El consejo más relevante de Tinniswood sobre salud y longevidad fue el evitar los excesos en todos los aspectos de la vida. “Si bebes demasiado, o comes demasiado, o caminas demasiado… si haces cualquier cosa en exceso, eventualmente sufrirás las consecuencias”, aseguró a Guinness World Records. A pesar de esta actitud pragmática, él nunca dejó de reconocer que la longevidad también dependía de factores que no están bajo control humano: la suerte.
Una vida familiar centrada en el amor y el compromiso
La vida personal de Tinniswood fue otro de los pilares fundamentales de su longevidad. Se casó con Blodwen en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, con quien compartió 44 años de matrimonio. Juntos tuvieron una hija, Susan, quien sería un pilar central de su vida. Su esposa falleció en 1986 a causa de un cáncer de colon, un golpe que Tinniswood soportó con gran serenidad, pero que marcó un antes y un después en su vida. A pesar de este dolor, Tinniswood se mantuvo cercano a su hija y, posteriormente, a sus cuatro nietos y tres bisnietos.
A lo largo de su vida, Tinniswood se destacó por su carácter amable y su capacidad para mantener relaciones duraderas. Además, fue reconocido como un excelente conversador y como alguien que afrontaba las crisis con una calma admirable, cualidades que, según su familia, lo acompañaron durante toda su existencia.