Era mi despedida de este mundo,
la primera vez que me moría.
Eugenio Montejo (1938-2008)
“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo…”.
Adaptar “Pedro Páramo” al cine es todo un gran reto. Primero, porque es una novela de la ultratumba, y segundo, sus trucos en el manejo del tiempo desquician a más de uno.
Esta adaptación de Rodrigo Prieto, que nos ha gustado, fue precedida por otras tres más: 1966, 1978 y 1981. Todas realizadas en México.
Lo que si es necesario remarcar es que Pedro Páramo (1956) de Juan Rulfo (1917-1986) es una de las mejores novelas no solo de América Latina sino de toda la literatura mundial.
La América Latina rural y primigenia queda dibujada. Pobreza, violencia, machismo, endogamia, incesto, catolicismo, rebeliones civiles y una no muy clara división entre una realidad fantástica y otra mundana. El México precolombino fusionado con la incipiente modernidad occidental.
Pedro Páramo es el cacique de Comala. Su hacienda es un harén. Y su ley es su voluntad. Posee la autoridad de los desdichados que son también capaces de enamorarse y de perecer en la empresa. Maneja su “sociedad” con puño de hierro y desprecio por los demás.
Su egoísmo es miserable y a la vez épico. Pedro Páramo es el rencor. Es la simbiosis de una maldad normalizada. De una sociedad de indios pobres y esclavos de la tierra y de un destino desgraciado. Razón principal que encuentren refugio en el cielo o en el infierno.
Las mujeres son víctimas. Procreadoras desde una violación que ultraja y humilla. Los hijos de nadie son enviados al mundo a cobrarse la ofensa. Y Dios apenas está pendiente de tamaños agravios que sólo pueden soportarse desde la locura o la sumisión. La Eva latinoamericana de Rulfo.
El erotismo es un aspecto muy importante en Pedro Páramo y que la película procura asumir sin necesidad de excederse. El giro que tiene el relato al mostrar al duro e implacable Pedro Páramo amansado por Susana San Juan es hasta conmovedor y poético. Y todo se desarrolla en una escenografía fantasmal y árida muy propia del desierto.
¿Da miedo Pedro Páramo? Mucho. Ya que la sociología en la cual se inspira sigue muy arraigada en toda la región latinoamericana. Rulfo hizo del horror un relato precioso. Una maravilla de cotidianidades feas. De una humanidad caída que a pesar de todo busca su propia redención.
DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia
Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ