Tras el lanzamiento por Rusia la semana pasada de su misil de alcance intermedio Oreshnik, el medio de propaganda estatal RT emitió un gráfico de video que mostraba los tiempos de vuelo del misil a las principales capitales europeas: 20 minutos a Londres y París, 15 minutos a Berlín y 12 minutos a Varsovia..
Por: Infobae
En su señalización nuclear más agresiva desde que invadió Ucrania, el presidente Vladimir Putin ha ensalzado repetidamente el misil en declaraciones públicas, afirmando que la OTAN no tiene forma de interceptarlo y advirtiendo de que Moscú podría utilizarlo contra los “centros de toma de decisiones” de Kiev. El misil tiene capacidad nuclear, pero por ahora, dice Putin, irá armado con múltiples cabezas convencionales.
“Creemos que tenemos derecho a utilizar nuestras armas contra las instalaciones militares de aquellos países que permitan que sus armas se utilicen contra nuestras instalaciones”, advirtió Putin en un discurso pronunciado el 21 de noviembre, en el que anunció el ataque con Oreshnik contra un fabricante aeroespacial en Dnipro (Ucrania).
Líderes y analistas occidentales desestimaron la retórica de Putin como una nueva estratagema rusa, después de que Moscú cruzara otra de sus líneas rojas al permitir el presidente Joe Biden que Kiev utilizara el Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (ATACMS), de fabricación estadounidense, para atacar objetivos dentro de Rusia.
Pero la amenaza de Putin, claramente dirigida a Europa, llega en un momento crítico, con Estados Unidos en transición política y Europa temerosa de la admiración del presidente electo Donald Trump por el líder ruso y de hasta qué punto podría reducir el compromiso de Washington con la OTAN. Mientras tanto, Rusia no deja de ganar terreno en el este de Ucrania, intensificando la presión sobre las fuerzas de Kiev mientras Putin descarta cualquier compromiso para poner fin a la guerra.
El uso por Moscú de un misil balístico de alcance intermedio envía su propia y poderosa señal sobre la determinación de Putin de imponerse en Ucrania, en su intento de debilitar a la OTAN, separar a Europa de Estados Unidos, disuadir del apoyo europeo a Ucrania y doblegar la arquitectura de seguridad europea a la voluntad de Rusia.
Según los analistas, el Oreshnik -que significa “avellano”- representa una amenaza directa y potencialmente devastadora para Europa, aunque esté armado convencionalmente.
Es lo que algunos expertos occidentales en armamento consideran el pistoletazo de salida de una nueva carrera armamentística europea que podría durar décadas y consumir miles de millones de dólares en los países de la OTAN y en Rusia, donde Moscú ya invierte cerca del 40% de su presupuesto en fuerzas militares y de seguridad.
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