Sin ánimo de halar la sardina para algún lado debo y me siento obligado a escribir esta nota con una protesta y recordatorio al gremio de los inversores… que en mí Venezuela realmente son pocos.
Obvio que llegó diciembre y con él la Navidad que por más decretada en octubre es ahora cuando el venezolano busca ganar algo más para sentirse mejor con la familia que sigue siendo… aún mocha… la principal célula de nuestra ciudadanía.
Al sector político enfrascado en peleas dignas de idiotas… no se le puede exigir nada… o casi porque… a cada rato hay elecciones.
Dejémoslos a ellos peleando el espacio que antaño era monopolio de sabios persas, lectoras de la baraja o la borra del café… y también toda clase de tahúres y tracaleros. Espacio que impulsado por redes y bots se pone fastidioso.
Pero las peleas inútiles entre quienes deberían discutir asuntos de la política más serios o concretos… no tiene por qué contagiar al sector que da empleo.
Si los políticos discuten sobre lo que va a pasar el 10 de enero próximo… y sí creen que eso es dialogar o debatir desde las alturas… ¡allá ellos!
Pero que parte del sector empresarial esté difiriendo sus inversiones… “para después del 10”… como algunos me han dicho.
O peor algunos que van a cerrar en enero por la misma causa… es ya el colmo.
Digamos que ese día no se juramenta el presidente Maduro… de todas maneras habrá consumo sobre todo en los restaurantes de lujo y bodegones que siguen siendo las inversiones que más abundan.
Y lo mismo se puede decir de quienes van a invertir en la agricultura y agroindustria… peor… porque en materia de cosechas el tiempo perdido no se recupera por lo general.
De manera que si para algo sirve lo que uno escribe como “opinión”… opino que no tienen derecho a amargarles el diciembre a sus empleados… al tiempo que dejan de ganar estos empresarios.
Y menos si analizan lo grave que se está poniendo la situación en Europa donde hasta la antaño “Ciudad Luz” –Paris- dormita temprano en semi tinieblas… porque están ahorrando combustible.
Es decir que para Venezuela es un buen momento para recibir inversores del viejo continente… por encima de sanciones y pugnas politiqueras.