Hablar sobre el final de la vida es, para muchos, un tema incómodo y fácilmente postergable. Sin embargo, especialistas coinciden en que planificar cómo queremos ser atendidos en nuestros últimos días no solo proporciona tranquilidad personal, sino que también alivia a nuestros seres queridos en momentos críticos.
Por: La Nación
La Dra. Jennifer Gabbard, de la Universidad Wake Forest, lo describe como “un acto de amor”. Explicó que definir con anticipación las preferencias médicas, puede facilitar decisiones difíciles y dar consuelo a quienes quedan a cargo.
Esta planificación incluye dos aspectos principales: el testamento vital, donde se detalla qué tratamientos deseamos recibir, y el poder de representación para designar a alguien que comunique nuestras decisiones si no podemos hacerlo.
Además, expertos como Omni Kitts Ferrara, de la Asociación Internacional de Doulas de Final de Vida, enfatizan que estas conversaciones no son exclusivas de personas mayores o enfermas. “Incluso los jóvenes deberían considerarlo como un tema hipotético”, señala.
El proceso puede comenzar con la elaboración de un testamento vital que clarifique si preferimos atención paliativa o tratamientos agresivos, sin importar el pronóstico. Una vez definidas estas voluntades, es crucial compartirlas con la familia y médicos para que sean respetadas.
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