El ministro de Asuntos Exteriores checo, Jan Lipavský, advirtió que hasta 100 de los 500 incidentes sospechosos registrados este año en Europa podrían estar vinculados a actividades híbridas rusas, como espionaje, sabotajes y ciberataques.
Durante una reunión en Bruselas con sus pares de la OTAN, el diplomático destacó la necesidad de enviar una señal clara a Moscú para frenar estas acciones. “Europa debe dejar en claro que esto no se tolerará”, afirmó ante los medios.
La alianza atlántica abordó el tema de las amenazas híbridas rusas como una de las principales preocupaciones de la región. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, señaló que tanto Rusia como China han intentado desestabilizar a los países europeos a través de sabotajes, chantajes energéticos y ataques informáticos. En respuesta, los miembros de la OTAN acordaron implementar medidas concretas, incluyendo un mayor intercambio de inteligencia, ejercicios de defensa y la protección de infraestructuras críticas.
The Guardian señaló en su nota que la amenaza de Rusia se ha intensificado tras la reciente autorización de Ucrania para utilizar misiles de largo alcance de fabricación occidental en su territorio. Según expertos, Moscú ha desplazado el frente de su campaña hacia Europa occidental y el Báltico, apuntando no solo a objetivos militares, sino también a infraestructuras civiles clave.
Incidentes recientes han puesto de relieve la magnitud de la estrategia rusa. Suecia investiga el sabotaje de cables submarinos en el Mar Báltico, donde presuntamente se utilizó un barco para cortar las conexiones arrastrando un ancla. En el Reino Unido, un tribunal analiza una sofisticada red de espionaje que operó durante tres años y recopiló información sobre objetivos europeos. Además, se han identificado envíos de dispositivos incendiarios a través de servicios de mensajería en varias ciudades, desde Birmingham hasta Leipzig.
Entre los episodios más preocupantes destaca un complot para asesinar a Armin Papperger, director ejecutivo de Rheinmetall, una empresa alemana que provee armamento a Ucrania. Este tipo de operaciones, atribuidas a Rusia, son vistas como un intento de desestabilizar Europa, sembrar el caos y obstaculizar los esfuerzos para apoyar a Kiev en el conflicto.
El canciller alemán Olaf Scholz alertó sobre el creciente riesgo de sabotaje y llamó a reforzar la resiliencia nacional frente a estas amenazas. Mientras tanto, los Países Bajos anunciaron medidas extraordinarias, como la contratación de compañías navieras privadas para proteger sus aguas en el Mar del Norte.
El medio británico explicó que la comunidad de inteligencia occidental enfrenta dificultades para contrarrestar estas acciones. Con la expulsión de 450 espías rusos de Europa desde el inicio de la invasión a Ucrania, el Kremlin ha recurrido a métodos más arriesgados y menos convencionales, apoyándose en redes criminales y otros actores para sus operaciones.