El autoproclamado defensor de la “democracia” venezolana, Nicolás Maduro, ha tenido el descaro de afirmar que el supuesto paraíso democrático que él lidera despierta envidia en todo el mundo.
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“Tanta democracia, tanto poder del pueblo, tanto pueblo bello, maravilloso, Venezuela en paz, en navidad, feliz, disfrutando, derrotando y aplastando al fascismo y preparando elecciones, eso despierta envidia”, dijo Maduro, claramente desconectado de la realidad, o quizás, envuelto en su propia narrativa de cuento de hadas.
En un tono que solo podría ser descrito como hilarante si no fuera tan trágico, Maduro se mofó de los críticos: “Allá los envidiosos, allá las envidiosas, Venezuela tiene su democracia poderosa y tenemos elecciones el 15 de diciembre. A votar, a votar”.
Maduro no se detuvo ahí; en su delirio, intentó pintar un cuadro de Venezuela como una nación unida en la felicidad navideña y la paz, mientras ignora la migración masiva y la represión de cualquier voz disidente.