Durante los últimos doce años, el líder militante sirio Abu Mohammed al-Golani ha trabajado para rehacer su imagen pública y la insurgencia que dirige, renunciando a sus viejos vínculos con al-Qaida y consolidando el poder antes de emerger de las sombras.
Ahora al-Golani, de 42 años, busca aprovechar el momento una vez más, liderando a sus combatientes en una sorprendente ofensiva que los ha puesto en control de la ciudad más grande de Siria, reavivando la larga guerra civil del país y planteando nuevas preguntas sobre el control del poder del presidente Bashar Assad.
El aumento de tropas y el lugar que ocupa Al-Golani a la cabeza de la misma son evidencia de una transformación notable. El éxito de Al-Golani en el campo de batalla se produce tras años de maniobras entre organizaciones extremistas, eliminando a competidores y antiguos aliados.
En el camino, intentó distanciarse de Al Qaeda, puliendo su imagen y la del “gobierno de salvación” de facto de su grupo extremista, en un intento de ganarse el apoyo de los gobiernos internacionales y de las minorías religiosas y étnicas del país.
Al presentarse como un defensor del pluralismo y la tolerancia, los esfuerzos de renovación de marca de al-Golani buscaron ampliar el apoyo público y la legitimidad de su grupo.
Sin embargo, habían pasado años desde que las fuerzas de oposición sirias, con base en el noroeste del país, lograron algún avance militar sustancial contra Assad. El gobierno del presidente sirio, con el apoyo de Irán y Rusia, ha mantenido su control de alrededor del 70 por ciento del país en un punto muerto que había dejado a Al-Golani y su grupo yihadista Hayat Tahrir al-Sham, o HTS, fuera del foco de atención.
Pero el descenso de los rebeldes a Alepo y pueblos cercanos, junto con una coalición de grupos armados respaldados por Turquía llamada Ejército Nacional Sirio, ha sacudido la tensa distensión de Siria y ha dejado a los vecinos del país devastado por la guerra en Jordania, Irak y Líbano preocupados por la posibilidad de que este estallido se extienda.
Los comienzos de Al-Golani en Irak
Los vínculos de Al-Golani con Al Qaeda se remontan a 2003, cuando se unió a los extremistas que luchaban contra las tropas estadounidenses en Irak. El nativo de Siria fue detenido varias veces por el ejército estadounidense, pero permaneció en Irak. Durante ese tiempo, Al Qaeda usurpó a grupos afines y formó el Estado Islámico de Irak, dirigido por Abu Bakr al-Baghdadi.
En 2011, un levantamiento popular contra el régimen sirio de Assad desencadenó una brutal represión gubernamental y desembocó en una guerra abierta. La prominencia de Al-Golani aumentó cuando Al-Baghdadi lo envió a Siria para establecer una rama de Al-Qaida llamada Frente Nusra. Estados Unidos calificó al nuevo grupo de organización terrorista. Esa designación sigue vigente y el gobierno estadounidense ha puesto una recompensa de 10 millones de dólares por su captura.
El Frente Nusra y el conflicto sirio
En 2013, a medida que se intensificaba la guerra civil en Siria, también lo hacían las ambiciones de Al Golani, que desafió los llamados de Al Baghdadi a disolver el Frente Nusra y fusionarlo con la operación de Al Qaeda en Irak para formar el Estado Islámico de Irak y Siria (EI).
Al-Golani, no obstante, prometió su lealtad a Al Qaeda, que más tarde se desvinculó del ISIS. El Frente Nusra luchó contra el ISIS y eliminó a gran parte de su competencia entre la oposición armada siria a Asad. En su primera entrevista en 2014, Al-Golani mantuvo su rostro cubierto y le dijo a un periodista de la cadena qatarí Al-Jazeera que rechazaba las conversaciones políticas en Ginebra para poner fin al conflicto. Dijo que su objetivo era ver a Siria gobernada por la ley islámica y dejó en claro que no había lugar para las minorías alauita, chiita, drusa y cristiana del país.