Curiosamente, la mayoría de estos países no cuentan con abundantes riquezas naturales. En su lugar, importan materias primas, las procesan para satisfacer sus necesidades de consumo y exportan una parte significativa de sus productos. Este modelo se convierte en un pilar fundamental para la creación de empleos con los salarios más competitivos a nivel mundial. Estas naciones logran un crecimiento económico sostenido gracias a los elevados niveles de inversión en desarrollo tecnológico y en la educación de su fuerza laboral.
El éxito de estos países se basa en sistemas educativos que fomentan la formación profesional y técnica, garantizando que sus trabajadores adquieran las habilidades necesarias para mantener la competitividad y la productividad de sus economías.
La inversión privada, por tanto, se posiciona como un factor clave para el desarrollo económico. Permite la formación de grandes conglomerados empresariales que generan empleos bien remunerados y contribuyen con impuestos para sostener servicios públicos e infraestructuras de alta calidad.
Muchas naciones han adoptado estrategias enfocadas en atraer grandes volúmenes de inversión privada. Esto no solo impulsa su crecimiento económico, sino que también se convierte en una solución social: genera empleos, asegura salarios que permiten niveles de vida satisfactorios y fortalece la formación educativa para sostener el desarrollo tecnológico y la competitividad empresarial.
Vicente Brito
Presidente
Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución.