A estas alturas del año, tradicionalmente, los economistas se ocupan de realizar sus predicciones para el año entrante. Veamos entonces qué nos muestran los pronósticos en el caso de Venezuela. Ecoanalítica vaticina un crecimiento de hasta 2,5%, y una inflación del 70%; el Instituto de Investigaciones Económicas de la UCAB estima un crecimiento del 4,0% y una inflación del 24,4%; mientras que el Fondo Monetario Internacional establece un crecimiento del 3,0% y la inflación en 71,61%; el Circulo de Estudios Latinoamericanos (CESLA), predice un crecimiento del 3,4% y una inflación del 61,1%; y la CEPAL proyecta un crecimiento en 5,0%.
En 1954 se hizo muy popular un libro de Darrel Huff titulado Como Mentir con Estadísticas, en el mismo, el autor explica de manera pormenorizada, cómo descubrir las artimañas con las que los políticos, gobiernos… engañan manipulando cifras, gráficos, etc., asunto que el gobierno venezolano aplica sistemáticamente. Cuando se habla, por ejemplo, de un incremento del 3,5% del PIB, en cualquier país que se precie de tal, se puede considerar como un aumento importante, pero en Venezuela con un PIB pírrico, en términos absolutos, no significa nada. Esta es la explicación del por qué el Banco Central de Venezuela comenzó a publicar las estadísticas del PIB solamente en porcentajes trimestrales, no aparece en términos absolutos desde el 2017. Es con esta estadística, que Venezolana de Televisión, citando a la CEPAL, se llena la boca diciendo que Venezuela tendrá el mayor crecimiento de América Latina.
Por otra parte, las predicciones de crecimiento, dentro de los Planes Estratégicos, es otro ritual empresarial, junto con los escenarios, que les permite tener una ilusión de certidumbre (científica) que no existe. ¿Por qué no hacer como los clásicos que inventaron el concepto, expresado en latín “Ceteris paribus”, que significa: si todo continua igual? De forma que, basándonos en la tendencia reciente de una variable, identificamos su comportamiento esperado, con base a la realidad concreta, y suponiendo que no hay mayores cambios en el entorno, da la mayor probabilidad de ocurrencia. Todo en el corto plazo.
En el siglo XXI cuando tantos eventos catastróficos e imprevistos de implicaciones globales han ocurrido y siguen ocurriendo (como la caída del régimen Assad en Siria): ¿Cómo podemos basar nuestras decisiones en estimaciones? Recordemos el reciente Coronavirus de 2019, que irrumpió en el escenario internacional desarticulando todo el sistema de transporte mundial, produciendo congestionamiento y un sin número de retrasos en las entregas, y que afectó las estimaciones del PIB. Por ejemplo, España que creció al 2,0 en el 2019, cayó en menos 10,0 % en el 2020. Estados Unidos en el 2019 creció en 2,6%, en el 2020 cayó en menos 2,2%. Venezuela creció en el 2018 menos 19,7%, en adelante, convenientemente, no proporciona cifras. ¿Qué valor tuvieron las predicciones del 2020?
La experiencia nos enseña que las decisiones económicas y de cualquier tipo las debemos de tomar con la última información disponible de corto plazo, y no en base a proyecciones que tienen una probabilidad enorme, del 50%, de estar equivocadas. Estamos en el mundo del aquí y ahora.
Por último, toman a la economía como una ciencia, la ciencia económica, como que si esta no fuera interdependiente de la política. No en vano, las decisiones económicas importantes las toman los políticos. De forma que, las estimaciones que al principio del artículo vimos no toman en cuenta un pequeño detalle: ¿Con María Corina o sin María Corina?
Gerardo Lucas. Economista e Historiador. https://[email protected]