Desde su primer mandato, el presidente electo Donald Trump ha insistido en que Estados Unidos debería comprar Groenlandia, para el desconcierto de los asesores a quienes se les pidió investigar tal posibilidad, y a pesar de las repetidas negativas de altos funcionarios en Groenlandia y Dinamarca —de la cual la isla es un territorio autónomo— de que alguna vez estuviera en venta a cualquier precio.
Por Infobae
Mientras se prepara para asumir el cargo, Trump ha retomado la idea. “Con fines de Seguridad Nacional y Libertad en todo el mundo, los Estados Unidos de América sienten que la propiedad y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta”, escribió el presidente electo el fin de semana en Truth Social, su plataforma de redes sociales, en un comunicado que anunciaba su elección para embajador en Dinamarca. Kenneth Howery, el recién anunciado para el cargo, es cofundador de PayPal.
La isla ártica, que es aproximadamente tres veces el tamaño de Texas, tiene una población de unas 57,000 personas. Se ubica en el continente norteamericano, al noreste de Canadá, pero en la práctica forma parte de Europa y es un territorio autónomo de Dinamarca, que gobernó la isla durante más de 200 años y aún mantiene cierto control sobre su política exterior.
El primer ministro de Groenlandia, Múte Egede, se hizo eco de declaraciones anteriores de los líderes de Groenlandia ante propuestas similares de Trump durante su primer mandato. “No estamos en venta y nunca lo estaremos”, dijo Egede.
Esto es lo que sabemos sobre el llamado de Trump a que Estados Unidos posea Groenlandia.
¿Por qué Trump quiere Groenlandia?
Trump dice que poseer la isla es un objetivo de seguridad nacional para Estados Unidos. El ejército estadounidense tiene una base en la isla, la Base Espacial Pituffik, una ubicación estratégica para la defensa antimisiles y misiones de vigilancia espacial, según la Fuerza Espacial de Estados Unidos. La base fue construida en los primeros años de la Guerra Fría.
Con más de 800,000 millas cuadradas, la isla es enorme y rica en recursos naturales que incluyen petróleo y minerales de tierras raras como neodimio y disprosio, ambos provenientes con mayor frecuencia de China y Rusia, según la Royal Society of Chemistry.
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