Por múltiples razones, los habitantes de este país pueden decir a plenitud, que se encuentran en la mayor de las disposiciones para lograr condiciones de vida verdaderamente favorables, sobre todo siendo estas fechas de navidad y fin de año, cuando se evidencia el aprovechamiento al máximo de cualquier posibilidad, aunque fugaz, de mejoras económicas; adicionalmente una peculiar y cada vez más creciente expectativa sobre la transformación tan esperada.
Considerando el tiempo, esfuerzo y el nivel de calamidad, la transformación debe ser total: de forma y fondo, sino, no tendrá ni el impacto ni la trascendencia que se requiere y esto merece desde ya prepararse y proveerse de forma clara de cómo serán las cosas.
La suerte, semejante a un hecho aislado no existe, lo que sí existe es una preparación y buena actitud frente a las situaciones, y en mayor grado si estas son novedosas y de una aglutinación de visión y esfuerzos de los ciudadanos. A partir de esto se debe entender, que el año 2025 y las acciones que se acometan serán dirigidas al orden y correcto funcionamiento del Estado, para proveer a los venezolanos de todas las oportunidades y cubrir de una vez por todas sus necesidades básicas.
Ese otorgamiento de amplias libertades civiles dentro de un código de leyes y normas, van a generar las condiciones, vistas como los mecanismos para canalizar el desarrollo en la escala de necesidades, si lo desean y cumpliendo con los requisitos establecidos que se planteen para vivir en este país.
Esto demanda que los procedimientos se hagan bien desde el principio, y nunca más vuelva a repetirse que los poderes públicos sirvan para enriquecer a una clase política mediocre y oportunista o una casta empresarial ineficiente, tampoco funcione como una caja chica para que los funcionarios de turno apalanquen sus campañas electorales, adicionalmente y por encima de esto, que cada ciudadano vele porque esas premisas se fortalezcan y mantengan.
No se espera un pensamiento único como si se tratara solo de manadas de seres vivientes, ni del control de las conciencias movilizados por el hambre o las necesidades de salud, sino del mejor comportamiento y desempeño dentro de cánones aceptados y compartidos.
@abrahamsequeda