Interminables han sido los cuentos y relatos sobre la Quinta Mayda, la mítica casona con asiento en las inmediaciones del Parque Ayacucho, propiedad de una de las familias más influyentes de Barquisimeto, y ligada a este inmueble se encuentra Mayda Yepes Gil, la dama que inspiró su nombre
Hay quienes aún recuerdan la historia de amor del acaudalado yaritagüeño dueño de “Mercantiles El Globo” don Carmelo Giménez quien mandó a construir una majestuosa casona, entre 1921 y 1922, en un solar frente a lo que años después sería el Parque Ayacucho.
El historiador Romel Escalona, cronista de la parroquia Concepción de Barquisimeto, asegura que el rico comerciante contrató a un arquitecto francés para dirigir la obra y cuyo proyectista fue el Hermano Juan.
El inmueble sería similar a las mansiones de las de las afueras de París, como se lo pidiera una bailarina francesa llegada a Barquisimeto con la compañía de Filo Vagontier con quien el acaudalado comerciante vivirá un tórrido pero breve romance que terminó cuando ella le habría solicitado una gruesa suma en préstamo y él, loco de amor, colocó presuroso aquella fortuna en las manos de la irresistible diva, quien veloz se marchará a su natal Francia con el compromiso de volver, pero jamás regresó.
Arruinado y despechado don Carmelo Giménez‚ vendió la casona en 1928, al cañicultor del Valle del Turbio Cruz María Yepes Gil, para su esposa Julia Elena “Yuya” Joubert León, quien se establecerá en la mansión con sus hijos Edgar y Beyla.
Bella musa
Mayda Yepes Gil fue las dos cosas: Hermosa y una musa.
Y como suele suceder en los cuentos y las leyendas identitarias, esta dama inspiró el nombre de una de las casonas más icónicas de Barquisimeto, una de las más reseñadas y en cuyo entorno se han tejido innumerables mitos y fantasías.
Allí, en la Quinta Carmen Lucía nacerá Mayda Josefa el 25 de marzo de 1935, razón por la que la propiedad inmediatamente adoptará su nombre.
Nos cuenta José Miguel Bermúdez Castillo (sobrino nieto de Mayda Yepes Gil y cronista de la familia), que Mayda aprenderá las primeras letras en la casona, y antes de cumplir diez años hablaba varios idiomas, pues los aprendió de su madre, Doña Yuya, quien era originaria de Curazao.
Mayda se formará en el reconocido Colegio Inmaculada Concepción de su ciudad natal para más tarde iniciar estudios medios en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. Regresará a la quinta por un tiempo antes de marcharse a Caracas para inscribirse en la Universidad Central de Venezuela de donde egresará con honores como abogada.
Refiere Bermúdez, que Don Cruz María y su familia, realizando un tour por Europa, Mayda conocerá al abogado tachirense Rómulo Moncada Colmenares. Ambos fueron flechados por Cupido.
Fastuoso fue el matrimonio que se celebró en los jardines iluminados y elegantemente decorados de la quinta, con un suntuoso banquete y espléndido sarao que persistió dos días con varias retretas y más de 250 invitados. La celebración de esta boda fue considerada una de las mejores de la época. De esa unión nacerán Alejandro, Rómulo y Alfonso.
Pasados los años, Mayda celebrará sus segundas nupcias, en esta oportunidad con el Dr. Jonás Mendoza, con quien convivirá 17 años. Nuevamente firma sin titubeo la disolución de su matrimonio.
Era una mujer muy carismática, inteligente, audaz y decidida -asienta Bermúdez- adicionando que Mayda fue mencionada en varias revistas regionales como: La mujer más elegante de Barquisimeto, nominaciones que soslayaba por ser una dama “sencilla pese a su posición social”.
Bermúdez también describe, a modo de confesión, que Mayda era una mujer muy sensible “una musa inspirada en la poesía”, pues sus versos, lograban cautivar al más célebres de los autores, logrando que cualquiera sucumbiera a los influjos de sus poemas.
Cuando Don Cruz María Yepes Gil, falleció, suceso ocurrido el 4 de septiembre de 1964, Mayda y sus hermanos ya habían hecho sus vidas independientes, hacía años se habían marchado de la quinta, por lo que Doña Yuya optó por repartir la herencia y traspasar la casona a su hijo Edgar, quien la habitó por menos tiempo que su madre.
La propiedad fue vendida a mediados de los años noventa; y hoy, a pesar de ser declarada Patrimonio Histórico y Cultural de la nación por el IPC, sobrevive al más triste de los abandonos.
En cuanto a la hermosa Mayda, sus años finales culminaron en un hogar de retiro para ancianos, en un exilio involuntario a la sombra de su hora final que llegó el 26 de diciembre de 2024.
Interminables han sido los cuentos y relatos. Se han construido numerosas leyendas, así como melodramas y también historias de terror sobre la Quinta Mayda, esa mítica casona con asiento en las inmediaciones del Parque Ayacucho, propiedad de la familia Yepes Gil, una de las más influyentes de Barquisimeto, y ligada a este inmueble permanecerá por siempre Mayda Yepes Gil, la hermosa musa que inspiró su nombre.
Fotos: Colección José Miguel Bermúdez Castillo y Leonardo Yepes Gil