Ramón Escovar León: Vidas exiliadas

Ramón Escovar León: Vidas exiliadas

Vidas exiliadas. Veintiún historias de desarraigo y luchas políticas de Javier Conde, es un libro que ofrece una lectura refrescante sobre asuntos tan complejos como la migración, el exilio y el desarraigo. Atañe a personajes que, por distintas razones, viven en un país distinto al que los vio nacer o formarse. El autor se apoya en su experiencia, porque nació en Galicia, estudió y se formó como periodista en Venezuela y ahora vive nuevamente en su Galicia natal. 

Rómulo Gallegos, Lázaro Candal, Carlos Alberto Montaner, Manuel Pérez Vila, Elizabeth Connell Burke, Teodoro Petkoff, Francisco de Asís Sesto Novás ?Farruco?, Hugo Chávez, Carlos Andrés Pérez, Randy, los muchachos que cambiaron la UCAB son, entre otros, personajes nucleares de este libro. Estamos en presencia de una recopilación de trabajos escritos desde el 2014 hasta el presente. Se trata de crónicas, reportajes, entrevistas, semblanzas y artículos de opinión, es decir, de distintas expresiones del género periodístico expuestas con solvencia. La nota característica es el lenguaje claro y limpio: el respeto de la estructura clásica de la frase montada sobre el sujeto, verbo y predicado con el uso sobrio del adjetivo. Son textos que, por estar bien escritos, al ser traducidos a otro idioma, pueden ser comprendidos con facilidad. 

Aquí vale la pena distinguir entre el desarraigo y el exilio, según las definiciones de la Real Academia Española. El primero se refiere a la separación de alguien del “lugar o medio donde se ha criado, o cortar los vínculos afectivos que tiene con él”. El segundo se refiere a la “separación de una persona de su propio país por motivos políticos”. Desde luego que el exilio produce desarraigo. 





El autor no pretende ser un influencer ?nada más alejado a ello?, sino ejercer la actividad de periodista con inteligencia y compromiso. El ejemplo de buen periodismo está presente en los veintiún trabajos que se incluyen en el libro, tal como lo explica Toña Bethancourt en el prólogo. Es, además, una manera de hacerle contrapeso a esa modalidad de las redes en las que cada cual se considera periodista, lo que puede ser una manera de desinformar y manipular. El ejemplo de Javier Conde es una referencia de buen periodismo, ese que se contrapone a la inmediatez de quienes buscan seguidores sin reflexionar con serenidad sobre lo que se publica.

Los capítulos que recoge Vidas exiliadas delatan un riguroso trabajo de investigación y reflexión. Un ejemplo de ello lo constituye el texto “Los muchachos que cambiaron la UCAB”. Este reportaje evidencia el conocimiento de este complejo conflicto que tuvo por protagonistas a personajes fallecidos y muchos otros que todavía se mantienen activos en la palestra pública. 

El conocimiento, incluso personal, de muchos de los protagonistas de la crisis de la UCAB es una nota distintiva de este trabajo. Así ocurre con Manuel Sosa Pietri, quien se mantuvo en huelga de hambre hasta el final en aquellos lejanos años de 1972. También con Reynaldo Wulff Izaguirre, Roberto Dubuc, Ismael Pérez Vigil, Edwin Sambrano, Reynaldo Rasquin, Fabian Chacon ?mis compañeros de estudio de bachillerato y de la universidad?. A estos nombres se añaden, entre ottros, Emilio Pacheco y Juan Garmendia, quienes jugaron roles relevantes en el conflicto. 

En aquel momento, no solo se pretendió expulsar a muchos estudiantes, sino también a profesores como José Antonio Cova y Clemy Machado de Acedo. Ni los jesuitas escaparon a estas sanciones desbordadas, como ocurrió con Rafael Baquedano y José Ignacio Rey. Incluso el decano de Derecho, el inolvidable sabio jesuita Luis María Olaso, fue expulsado de su cargo. Y toda esa torpeza porque unos pocos intransigentes afirmaban que “los comunistas se querían apoderar de la UCAB”. En definitiva, las autoridades del momento no tuvieron en cuenta el compromiso de los estudiantes y profesores con los cambios que proponían. Esta historia, que viví como estudiante, la explica magistralmente Javier Conde en el libro que reseño.

Los trabajos sobre Manuel Pérez Vila y Lázaro Candal, por su parte, ponen sobre la mesa el caso de quienes vinieron a Venezuela en búsqueda de mejores oportunidades. Es el desarraigo de la patria original para buscar una nueva vida en otro lugar. Fue lo que ocurrió con las inmigraciones española, italiana y portuguesa que vinieron a nuestro país luego de la Segunda Guerra Mundial. Su contribución al desarrollo de la nación y al enriquecimiento cultural está fuera de discusión. 

Con la historia de Randy, por su parte, el autor recibió el premio Miguel Otero Silva de la Asociación de Periodistas Venezolanos en España. Randy es un abogado venezolano que vive en Galicia y, al llegar a España, solicitó asilo. Este le fue negado, pero recibió un permiso de residencia por un año, con posibilidad de renovación. Para ganarse la vida, asumió las faenas más variadas: chofer de Uber, empleado de un almacén chino, obrero de la construcción, entre otros. Las peripecias de Randy en España atrapan la atención por la claridad narrativa del autor. 

Desvincularse de la tierra de origen es algo doloroso, pero esto nos ha acompañado desde el siglo XIX. El desarraigo debido a distintas razones ha estado presente a lo largo de nuestra historia. Simón Bolívar y José Antonio Páez murieron en el exilio, al amparo de la persecución política. Pero lo que ocurre actualmente es aún más potente, debido al volumen de venezolanos que ha decidido salir a buscar la realización de sus proyectos de vida en otros lugares. 

Vidas exiliadas de Javier Conde retrata a cada personaje con sensibilidad y profundidad. Asimismo, demuestra que abandonar el lugar de origen conecta a los individuos a través de sus experiencias y emociones.