Qué es la asfixia erótica, la práctica sexual peligrosa que puede terminar con la muerte

Qué es la asfixia erótica, la práctica sexual peligrosa que puede terminar con la muerte

Referencial

 

Dentro de las prácticas del bondage, disciplina, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo (BDSM), hay una que presenta un gran peligro para la salud y que muchos se rehúsan, por ello, a realizarla. Se trata de la asfixia erótica, una práctica sexual donde una persona obtiene excitación o placer cuando hay una restricción a la respiración, que puede ser autoinfligida o generada por otra persona.

Por: La Nación





Este tipo de práctica se realiza con cinturones, sogas, cadenas, entre otros objetos que permitan realizar ahorcamientos. Sin embargo, los expertos advierten que, aun cuando se la realiza con cautela, no deja de ser una conducta peligrosa. “Aun con todo comunicado y consensuado, no es una práctica segura”, advirtió la sexóloga Laura Enríquez en declaraciones televisivas. Los daños pueden ir desde la pérdida de conciencia hasta el daño cerebral, la fractura de tráquea y daños psicológicos.

A pesar de su peligro, la asfixia erótica es una parafilia -que se refiere a una práctica sexual no ortodoxa- también conocida como hipoxifilia que registra varios siglos de antigüedad. Algunos casos se hicieron famosos a lo largo de la historia, como el del cantante y líder de INXS, Michael Hutchence. En términos médicos, consiste en inducir a la hipoxia cerebral por estrangulamiento, ya sea con las manos, ataduras o ligaduras con sogas, telas, etc. “Puede resultar en la muerte”, explicó el médico del Hospital de Clínicas, Ramiro Heredia, en diálogo con LA NACION.

“La estrangulación se usa para producir un estado de euforia, causado por la hipoxia cerebral. Es decir, llega menos sangre, y por ende, menos oxígeno al cerebro, producto de una disminución del flujo sanguíneo, al comprimir los grandes vasos del cuello, y estimular terminales nerviosas que desencadenan reflejos que a su vez producen una caída de la perfusión cerebral”, desarrolló Heredia.

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