2025: Entre la crisis y la esperanza, por Edgard Romero Nava

2025: Entre la crisis y la esperanza, por Edgard Romero Nava

A casi un cuarto de siglo desde el inicio del siglo XXI, el año 2025 comienza bajo un panorama de gran incertidumbre, con pronósticos difíciles y especulaciones crecientes.

Diversos conflictos bélicos siguen profundizándose, mientras que otros surgen o están a punto de estallar.

La elección de un nuevo presidente en Estados Unidos trae consigo anuncios que podrían alterar el equilibrio económico con varios países, incluyendo amenazas de aumentos arancelarios e incluso de revisar las relaciones con sus vecinos más cercanos.





En el frente bélico, las tensiones entre Ucrania y Rusia siguen siendo alarmantes, mientras que el conflicto entre Israel, Hamas y Hezbollah se mantiene en pie. A esto se suman los peligros derivados de la situación en Yemen, que podría verse complicada por la intervención de Irán y Turquía, aunado a la reciente caída del gobierno de Siria. Estos escenarios no auguran buenos presagios.

En cuanto a la relación de Estados Unidos con Latinoamérica, especialmente con países como México y Canadá, pero también con Cuba, Nicaragua, Bolivia, Venezuela y, más recientemente Panamá, la situación parece cada vez más tensa, lo que genera presión y un clima de gran indecisión al inicio de este año.

En el ámbito energético, los anuncios de aumentar la producción de petróleo en territorio estadounidense, junto con la creciente participación de nuevos actores en la producción de hidrocarburos, anticipan una posible disminución en los precios.

En Europa, los conflictos internos siguen afectando la estabilidad política de varios países, mientras que otros se ven obligados a realizar cambios de gobierno, entre ellos Alemania, Francia, Reino Unido, Georgia, Rumania y Austria, también en Asia, Corea del Sur, sin olvidar la presión sobre Taiwán.

El avance de la inteligencia artificial también marca una pauta significativa en este nuevo ciclo, mientras que el calentamiento global continúa su marcha, alcanzando niveles récord en este año, a la par que crece el negacionismo sobre el fenómeno.

Todo esto indica un posible cambio en la dirección hacia un nuevo orden mundial, uno que amenaza tanto a las democracias como al comercio internacional, además de complicar aún más la lucha contra el calentamiento global.

En el ámbito económico, las criptomonedas siguen ganando terreno y la creciente solicitud de países para integrarse al bloque BRICS añade otro elemento a una ecuación cuya solución parece cada vez más difícil a corto plazo. Todo esto se ve agravado por el impacto de la inteligencia artificial.

Mientras tanto, los polos de producción mundial —Estados Unidos, Europa y Asia— entran en confrontación, dejando a muchas regiones de América y África al margen de estos enfrentamientos.

Aun así, frente a todos estos impredecibles resultados debemos ser optimistas, esperando que serán resueltos en beneficio de la humanidad.

@eromeronava