El País: El documento secreto con el que Petro trató de “salvar” Venezuela… y no sirvió de nada

El País: El documento secreto con el que Petro trató de “salvar” Venezuela… y no sirvió de nada

Gustavo Petro y Luis Gilberto Murillo, en Bogotá, el 22 de julio de 2022.
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Gustavo Petro no sufre de ceguera. Sabe de sobra lo que ocurre en Venezuela. En campaña, y después como presidente de Colombia, pensó que estaba llamado a “salvar” al país de al lado. Como buen hombre de poder, tiene una fe en sí mismo que linda con el autoengaño. Pensó poseer el remedio. Quiso aprovechar que el chavismo lo veía con buenos ojos para convencer a Nicolás Maduro de que se sentara con la oposición y ambos firmasen un documento de transición política. Ese contrato, a grandes rasgos, debía recoger que se aceptaría el resultado, fuese cual fuese, y el ganador no perseguiría al perdedor. Era una forma, pensaba Petro, de devolver a Venezuela al sendero de las democracias liberales. Este documento debería ser consensuado con la sociedad civil local y elaborarse rápido. Y lo más importante: en secreto.

Por: El País





El Gobierno, cuando EL PAÍS reveló la existencia de este plan, lo negó en público hasta en tres ocasiones. Sin embargo, uno de sus miembros reconocería meses después que fue un intento de que el asunto no saliera a la luz. Petro y el canciller Luis Gilberto Murillo pensaron primero en un referéndum con preguntas muy concretas y sencillas que se votara el mismo 28 de julio, día de las elecciones. Semanas atrás, a principios de 2024, el presidente le había deslizado a Maduro que quería ser protagonista del cambio durante una de sus visitas a Caracas. “Yo propongo un pacto por la paz”, dijo Petro, según gente presente en esa reunión. Maduro no se lo pensó mucho y respondió: “Haga la propuesta y la miramos”.

La persona que debía tomar el control del plan era Milton Rengifo, embajador colombiano en Caracas. Pocos tienen más confianza con Petro que él, en pocos confía más el presidente. Rengifo se reunió con gente a izquierda y derecha, sumó empresarios y analistas venezolanos destacados. También a profesores universitarios, activistas, gente del mundo del petróleo. De esos encuentros salían borradores con preguntas tentativas para el referéndum. El canciller envió a algunos de sus consejeros más conocedores de Venezuela a ayudar en esta tarea. Estos consejeros tienen vía directa con el Palacio de Miraflores, la sede del Gobierno venezolano, pero también estrechos lazos con la oposición. Conocen a dios y al diablo.

A medida que se acercaba el 28 de julio, la fecha de las presidenciales, la propuesta de la consulta paralela dejó de tener sentido. Así lo expresó Murillo y su equipo. Aunque se pusiera todo el empeño, el Consejo Nacional Electoral (CNE) no tendría tiempo en organizarlo, tan atareado como estaba con los comicios. Se pensó entonces que la mejor solución era una firma entre los dos candidatos, Maduro y Edmundo González, el opositor que se presentaba en nombre de María Corina Machado, la verdadera líder de la oposición que había sido apartada de la carrera electoral por un veto chavista que Petro criticó en su día.

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