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Desde hace décadas, China ha consolidado un polémico programa diplomático en torno a uno de sus tesoros más emblemáticos: los osos panda. Estos animales, nativos de las laderas montañosas cubiertas de bambú en el centro-sur de China, son considerados un símbolo nacional.
Por Infobae
Además de ser una especie en peligro de extinción, los osos panda son usados como herramienta crucial para la política exterior china, en lo que se conoce como “diplomacia del panda”.
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Control y propiedad exclusiva de los osos panda
El régimen chino ejerce un control estricto sobre la población de osos panda. Todos los ejemplares que residen en zoológicos fuera de sus fronteras son cedidos bajo acuerdos de alquiler, generalmente por un período de 10 años y con un costo anual aproximado de un millón de dólares por oso panda, según reveló The New York Times.
Este control incluye a las crías nacidas fuera del país, que también son consideradas propiedad del gobierno chino y deben ser devueltas eventualmente.
El objetivo oficial de estos acuerdos es fomentar programas de conservación y reproducción en colaboración con científicos internacionales. Sin embargo, este mecanismo también asegura que China mantenga su influencia sobre la distribución global de los pandas. En este contexto, los animales no son solo un símbolo de conservación, sino una herramienta para proyectar poder y control en el ámbito diplomático.
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