David Morán Bohórquez: Las bases del poder en regímenes autoritarios

David Morán Bohórquez: Las bases del poder en regímenes autoritarios

 

¿Está fuerte o débil el régimen de Maduro? ¿El de Ortega a Diaz Canel? son inquietudes comunes en las comunidades interesadas. Usaremos la teoría del poder para que el lector tenga elementos suficientes para calibrar – evaluar las fortalezas o debilidades según su propia perspectiva





Repasemos la historia

Los regímenes autoritarios han sido parte de la historia de la humanidad. Repasemos la historia reciente, desde la pavorosa y aparentemente indestructible Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas URSS y para ello pongamos foco en una característica común que apareció en todas esas repúblicas cuando se acercaban a su etapa terminal: El fingir

Las tiranías fingen cuando necesitan proyectar una imagen que no se corresponde con la realidad para mantener su poder y control.

Les traigo algunas citas al respecto que ilustran la hipocresía y la propaganda de los regímenes socialistas soviéticos, mostrando la brecha entre la retórica oficial y la realidad

George Orwell (aunque no era soviético, su crítica del socialismo totalitario es icónica):

“Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.” (Rebelión en la Granja, 1945)  Ilustra cómo los regímenes comunistas traicionaron sus ideales de igualdad.

Winston Churchill (crítico feroz del comunismo):

“El vicio inherente al capitalismo es la distribución desigual de la riqueza; la virtud inherente al socialismo es la distribución equitativa de la miseria.”  Refleja cómo la utopía socialista terminaba en empobrecimiento generalizado.

Ronald Reagan (gran opositor de la URSS):

“Los comunistas son aquellos que han leído a Marx y Lenin. Los anticomunistas son aquellos que los han entendido.”  Expone la desconexión entre la teoría y la práctica del comunismo.

Aleksandr Solzhenitsyn (disidente soviético y autor de Archipiélago Gulag):

“Vivimos sin sentir la tierra bajo nuestros pies… Nos susurran al oído: no más que un susurro… Cada arresto es una catástrofe sin rostro.” Denuncia el terror y la represión bajo el régimen soviético.

Nikita Jrushchov (líder soviético tras Stalin, reconociendo la propaganda oficial):

“Los políticos son iguales en todas partes. Prometen construir un puente incluso donde no hay río.”  Desnuda cómo el régimen soviético hacía promesas irreales para mantener la ilusión.

Mijaíl Gorbachov (último líder de la URSS, reconociendo el colapso del sistema)

Pero para mi fue Milan Kundera, el que mejor describió la hipocresía terminal de los regímenes comunistas de Europa del Este

Los regímenes totalitarios son sostenidos por una gran mentira que todos conocen, pero en la que todos fingen creer. Luego, fingen que no fingen

Esta idea refleja cómo la sociedad bajo el comunismo (tiranía) soviético vivía en una constante simulación: la gente sabía que el sistema no funcionaba, pero debía actuar como si lo hiciera para evitar represalias. Es una crítica a la doble moral impuesta por el régimen, donde la propaganda debía ser aceptada públicamente aunque en privado todos supieran que era falsa.

Milan Kundera fue un destacado escritor checo-francés nacido en Brno, Checoslovaquia, el 1 de abril de 1929 y falleció en París, Francia, el 11 de julio de 2023.

“La memoria no es una herramienta para explorar el pasado, sino un socio que nos ayuda a vivir el presente” es otra frase de Kundera que nos invita a aprender de esas experiencias pasadas

El concepto de fingir también aparece en el ensayo El poder de los sin poder (1978) de Václav Havel, donde describe la vida en la Checoslovaquia comunista, donde la gente participaba en la farsa por miedo y conveniencia.

Havel, un disidente checoslovaco y luego presidente de su país, escribió ese ensayo como una denuncia del régimen comunista en Checoslovaquia y otros países del Bloque del Este. Su objetivo era analizar cómo funcionaban estos sistemas y cómo la gente común podía resistir sin recurrir a la violencia.

La idea central: La vida en la mentira

Havel describe a los regímenes comunistas como sistemas postotalitarios, donde el poder no se impone solo con represión, sino a través de una gran mentira que todos fingen aceptar. Para ilustrarlo, usa la famosa metáfora del vendedor de verduras:

  • Un tendero coloca en su escaparate un cartel con el lema “¡Proletarios del mundo, uníos!”.

  • No lo hace porque lo crea, sino porque es una costumbre esperada para evitar problemas con el régimen.

  • Al hacerlo, contribuye a la perpetuación del sistema, porque refuerza la farsa en la que todos participan.

Esto refleja que la opresión no solo se mantiene por la fuerza del Estado, sino por la sumisión cotidiana de los ciudadanos, que “viven en la mentira”.

El poder como cualidad transitiva

Havel señala correctamente que el poder no es una propiedad exclusiva del Estado o de los líderes, sino que existe porque la sociedad lo legitima a través de la obediencia. Cuando la gente sigue las reglas, repite consignas y participa en la farsa oficial, está contribuyendo activamente a que el sistema siga funcionando.

Ampliemos el concepto: Una persona obtiene poder porque otros lo obedecen de manera voluntaria. Una madre con sus hijos, un maestro con sus alumnos. Una sociedad hacia un gobierno.

Obediencia voluntaria: El poder como legitimidad

Cuando las personas obedecen voluntariamente, lo hacen porque perciben que el poder es legítimo. Esto se puede dar por varias razones:

  • Creen en la ideología o en la visión del líder.

  • Piensan que el sistema les beneficia o les protege.

  • Sienten que la obediencia es parte de un contrato social aceptado.

El poder desaparece cuando la obediencia se rompe

Havel argumenta que, dado que el poder es transitivo y depende de la aceptación, y se debilita cuando la gente deja de obedecer.

Describe cómo los regímenes comunistas del Este de Europa cayeron sin una revolución armada. Bastó con que millones de personas dejaran de fingir, de seguir órdenes sin cuestionarlas, para que el sistema se derrumbara.

Es un argumento poderoso porque muestra que el poder de los regímenes autoritarios no solo se basa en la represión, sino en la participación pasiva de la sociedad. Cuando esa participación se retira, el sistema pierde su base de apoyo.

La diferencia entre obediencia voluntaria y poder de represión es clave para entender cómo se sostiene un régimen político. Aunque la represión puede forzar la obediencia, el poder más estable es aquel basado en la aceptación voluntaria.

Poder de la represión y la propaganda: El control por el miedo

El uso combinado de represión y propaganda es clave en los regímenes totalitarios y autoritarios para mantener el poder. La represión impone el miedo, mientras que la propaganda crea una narrativa que justifica ese control y busca generar obediencia voluntaria.

La propaganda les es indispensable para fingir: Que tienen apoyo popular, que tienen muchas naciones poderosas de amigas, que manejan un país atractivo para las inversiones, que el futuro es próspero…

1- Propaganda: Fabricación del Consentimiento

La propaganda es la herramienta con la que el régimen intenta convencer a la población de que su poder es legítimo y necesario. Su objetivo es lograr que la gente obedezca voluntariamente, eliminando la necesidad de represión directa.

2- Represión: Control por el Miedo

Cuando la propaganda no es suficiente para obtener obediencia, el régimen recurre a la represión.

La siguiente lámina es un resumen gráfico de los objetivos de ambas, cómo se retroalimentan y los costos asociados

 

Conclusión

1- La propaganda busca fabricar consentimiento, la represión lo impone por la fuerza.

2- Ambas herramientas se complementan en regímenes totalitarios.

3- El sistema se derrumba cuando la propaganda deja de ser creíble y la represión se vuelve insostenible.

Espero, estimado lector,  que lo expuesto le sirva para comprender la dinámica del poder en los regímenes autoritarios

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