Symaria Glenn, una adolescente de 13 años, es recordada por su familia y la comunidad como una niña llena de alegría y luz, quien también se volvió una salvadora para otras cinco vidas, gracias a los órganos que donó. Su madre, Dhima Martin, la describió como alguien humilde y amorosa, siempre preocupada por los demás. Su padre, Shawn Glenn, la veía como “una pequeña que buscaba ser perfecta” en todo lo que hacía, desde la escuela hasta el deporte y el arte.
La menor era apasionada por el entretenimiento: le encantaba bailar, cantar y actuar. También disfrutaba del voleibol y acababa de jugar su primer partido de la temporada el día antes de enfermarse. Amante de Taylor Swift, tenía una personalidad cálida y hacía sentir a todos valorados.
Su familia quedó devastada cuando, de un momento a otro, su vida cambió drásticamente. Sin antecedentes médicos que sugirieran problemas de salud, Symaria sufrió una hemorragia cerebral repentina,la cual acabó con su vida.
La donación de órganos de Symaria
Tras la muerte de Symaria Glenn, su familia tomó la difícil decisión de donar sus órganos, convencidos de que era lo que ella hubiera querido. Su madre, Dhima Martin, explicó que su hija siempre se preocupaba por los demás y que este último acto de generosidad reflejaba su espíritu altruista.
Antes de la cirugía para la extracción de sus órganos, el personal del Joe DiMaggio Children’s Hospital organizó un homenaje en su memoria. En este evento, médicos y enfermeros se alinearon en los pasillos del hospital para despedirla, reconociendo la importancia de su donación.
En total, Symaria salvó cinco vidas al donar seis órganos, incluyendo su corazón, pulmones, hígado y riñones. Entre los beneficiados estaba su propio padre, Shawn Glenn, quien recibió uno de sus riñones.
El trasplante de riñón a su padre
Shawn Glenn, el padre de la menor, había estado lidiando con una enfermedad renal desde 2019. Su problema de salud comenzó con neumonía y varias hospitalizaciones, hasta que los médicos le informaron que sus riñones estaban fallando. En 2020, se unió a la lista nacional de espera para un trasplante, donde miles de personas aguardaban un donante compatible.
Durante años, rechazó las ofertas de ayuda de familiares y amigos, preocupado por su bienestar y prefiriendo esperar un donante fallecido. Nunca imaginó que la persona que terminaría salvándole la vida sería su propia hija.
Cuando los médicos confirmaron que Symaria era compatible con él, su esposa, Dhima Martin, lo convenció de aceptar el trasplante con una frase que se le quedó grabada: “Siempre llevarás una parte de ella contigo.” Aunque el trasplante le salvó la vida, el dolor de perder a su hija sigue siendo inmenso. “El costo es que ella ya no está aquí”, expresó con tristeza.