El desarrollo social de los países está estrechamente vinculado a la seguridad jurídica que garantiza el derecho a la propiedad privada. Aquellas naciones que disfrutan de una alta calidad de vida y mayores ingresos per cápita suelen ser las que protegen y valoran este derecho fundamental.
La propiedad privada representa una manifestación tangible de la prosperidad familiar. A través del ahorro, las familias logran adquirir viviendas, propiedades para inversión, o bienes destinados a asegurar su estabilidad financiera futura. Durante su vida laboral, muchas personas destinan sus ahorros no solo a la compra de una vivienda, sino también a la adquisición de fincas o locales comerciales, que les permiten generar ingresos adicionales para su retiro.
En el ámbito económico, la propiedad privada impulsa el desarrollo empresarial, al permitir que las empresas utilicen sus bienes inmuebles como garantías para obtener créditos. Asimismo, la adquisición de nuevas propiedades facilita la expansión de su capacidad productiva y comercial, promoviendo el crecimiento económico y la captación de capitales.
Los 50 países con mayor desarrollo social en el mundo comparten una característica fundamental: consideran la propiedad privada un derecho esencial, plenamente respaldado por su ordenamiento jurídico. Esta base sólida permite alcanzar elevados ingresos per cápita, superiores a los 15,000 dólares anuales, y sostener políticas crediticias a largo plazo, de hasta 30 años, para la adquisición de viviendas y otros activos.
Adicionalmente, estas economías presentan altos niveles de recaudación tributaria, sustentados por ingresos familiares elevados. Esto permite a los gobiernos realizar inversiones significativas en infraestructura, seguridad, educación y salud, elementos clave para mantener el desarrollo social y económico de sus ciudadanos.
Vicente Brito
Presidente
Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución.