Sofía Blanco, una venezolana en la producción de Anora

Sofía Blanco, una venezolana en la producción de Anora

Sofía Blanco.

 

lapatilla.com

La cineasta venezolana Sofía Blanco, residenciada en Brooklyn, Nueva York, ha sido parte del equipo de producción de la exitosísima película Anora, que está nominada para premios en distintos lugares del mundo. Sofía es autora de el cortometraje El Funeral, basado en el drama de la diáspora venezolana.





Sofia, ¿cómo llegas al cine?

R: Estudié cine en la Universidad Columbia, en Nueva York, aunque llegué al cine mucho antes. Empecé a grabar mis propias películas cuando tenía 8 años con la cámara de video de mi papá con mis primos y con mis amigos. Cada vez que había un proyecto en el colegio, filmaba una película. En vez de escribir un ensayo, o hacer un afiche, por ejemplo, nos inventábamos una película. Cuando llegué a la universidad y comencé a explorar lo que iba a estudiar, tuvo mucho sentido que escogiera cine.

La carrera del cine me fascinó, y descubrí de inmediato que eso era lo que quería hacer. Al salir de la universidad, apliqué a muchos trabajos de televisión, y lo primero que logré fue una pasantía como asistente de producción en una película que se llama Louder Than Bombs en Nueva York. Comencé a trabajar en esa película y a partir de ahí jamás he interrumpido mi trabajo en el área de producción cinematográfica: primero como asistente de producción y desde el 2018, como asistente de dirección de películas y televisión en la unión DGA, Director’s Guild of America.

¿Por qué decidiste trabajar en producción en vez de cualquier otra área del cine?

R: Desde el comienzo me gustó mucho un área donde hay que resolver problemas. El departamento de dirección es uno de mucha logística y de mucha planificación. Hacer una película o una serie se parece mucho a solucionar un gran rompecabezas con muchísimos obstáculos. ¿Qué vas a filmar? ¿Cuántos días dura la filmación? ¿Con quiénes? ¿Con cuáles recursos? Y ese desafío me inspiró mucho. Hace años pensé que quería formar parte del departamento de cámaras, pero al hacerlo, no me interesó tanto la parte técnica de las cámaras y me pareció que era muy mecánico. Era como seguir instrucciones en vez de resolver problemas.

En el departamento en el que estoy, los días son complicados, pero uno está en el centro de lo que es la producción. Tienes que estar en comunicación con muchísima gente a la vez. Y a mí eso me encanta. Me fascina hablar con gente, preguntar cómo quieren hacer algo y comunicarlo al resto de los equipos. Se aprende muchísimo y de una manera muy completa hablando con gente de habilidades tan distintas.

¿Cómo es la estructura del departamento de dirección y qué es lo que se planifica allí?

R: El equipo de dirección está estructurado de esta forma: primero viene el director, seguido por el primer asistente de dirección (primer AD), el segundo asistente de dirección (segundo AD), y finalmente el tercer asistente de dirección (tercer AD). Abajo de estos están los asistentes de producción. El primer AD lee el guion y descifra el calendario de la película o serie—en qué orden se filman todas las escenas. El segundo AD (ese fue mi papel en Anora) trabaja con el primero para asegurarse que el plan se pueda ejecutar. Eso requiere hablar con los productores, los actores, los departamentos de vestuario, maquillaje, cámara, luces, sonido, efectos especiales, carros, reparto etc.… para garantizar de que cualquier obstáculo que se presente se solucione a tiempo. El tercer AD ejecuta el plan del día a día, y los asistentes de producción nos ayudan a todos a comunicar, informar, y resolver.

Sofía Blanco.

 

¿Cómo te involucraste en la producción de Anora?

R: Uno de los productores con quien he trabajado en muchas oportunidades, me propuso a esta producción. Le dio mi nombre la productora, quien me entrevisto y de inmediato me incorporó a la producción. Así se mueve el mundo de asistentes de dirección, recomendaciones basadas en la buena evaluación de los proyectos en los que has trabajado previamente.

¿Qué te atrajo de este proyecto en particular y qué lo hizo especial para ti?

R: Primero que nada, me atrajo trabajar con Sean Baker, el escritor y director. Yo había visto Florida Project, Red Rocket y Tangerine, tres de sus películas, y me parecían obras de arte muy únicas visualmente. Tiene una manera muy interesante de contar historias.

Después de leer el guion, me atrajo mucho la historia que describe la vida de una mujer joven, Ani, quien trabaja en la industria del trabajo sexual. A través de la película, Ani termina perdiendo mucho, y a pesar de eso, siempre carga una dignidad y un orgullo que la hacen un personaje inolvidable y único. Creo que esa historia es muy diferente a muchos cuentos que se hacen sobre este tipo de trabajo en la industria. Entonces pensé que había una voz muy importante en ese personaje y yo siempre estoy atraída a proyectos donde están las voces que no se han escuchado antes.

¿Qué aspectos de la historia o los temas de Anora resonaron contigo personalmente?

R: Me resuena la manera tan fuerte y segura en la que Ani se dirige a la gente que tiene tanto poder financiero sobre ella. Está en una situación de desventaja enorme, y aun así se defiende hasta unas alturas en las que nadie más sobreviviría. Me encanta ver personajes de mujeres fuertes en las películas.

¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaste como asistente de dirección?

R: Uno de los mayores desafíos fue siempre estar lista para un cambio de plan en la película. Eso es algo que pasa a menudo en cualquier producción, los cambios de planes. En esta ocurrió muchas veces, y creo que es porque Sean es un director que confía en sus instintos y a veces no son instintos que vienen con mucha anticipación, sino que son decisiones que él hace en el momento en que se le ocurren, justo antes o durante el rodaje. Y cuando se le ocurren ideas, está muy convencido de que tiene que ser de su manera y no de otra. Lo que es algo muy interesante y lo que, en mi opinión, lo hace un genio.

Para mi departamento, que es un departamento que quisiera tener toda la película planeada ya semanas antes de rodar, es un obstáculo. Por ejemplo, a veces el día antes de rodar cambiábamos la locación, o teníamos que añadir actores o extras que no estaban en el plan. Y uno tiene que estar listo y disponible para hacer esos cambios.

¿Hubo escenas o secuencias específicas que dirigiste y de las que te sientes particularmente orgullosa?

R: Hubo dos escenas de las cuales me sentí muy orgullosa en particular. Una fue la de la fiesta de Año Nuevo en la mansión. Había muchos actores y muchos extras y con un equipo tan pequeño de maquillaje y peluquería, era un rompecabezas saber cómo íbamos a hacer para tener a todos listos a tiempo. Pero al final se vio espectacular. Los departamentos de maquillaje, vestuario y peluquería hicieron un trabajo fenomenal y pudimos rodar puntualmente. Además, fue muy divertido filmar; siempre las escenas de fiesta son muy alegres porque hay música, uno está ahí dirigiendo a los extras, comunicando con los camarógrafos para que todo esté seguro y hay que trabajar muy rápido porque hay mucho que filmar.

La segunda escena de la cual me sentí orgullosa fue la de la pelea en el strip club. Otra responsabilidad que tiene mi departamento es garantizar la seguridad del equipo de filmación, y en escenas donde hay stunts es imperativo que los asistentes de dirección presten atención a todos los detalles. En este caso estoy muy orgullosa de cómo mi departamento, Liza Mann la primera AD y Stephen Coleman el tercer AD, nos comunicamos. Hicimos una reunión de seguridad con todo el equipo de filmación, los actores, los extras, y el coordinador de stunts, y mantuvimos un orden riguroso.

¿Hubo momentos en la que como asistente de dirección tuviste que improvisar o adaptarte debido a las circunstancias imprevistas?

R: Sí, en esta película nuestro departamento de dirección fue un equipo muy pequeño. Muchas veces teníamos que desempeñar papeles diferentes. Por ejemplo, yo terminaba el trabajo que estaba haciendo en la computadora planeando el día siguiente y llegaba al set a ver cómo podía ayudar.

Y en una de esas veces, por ejemplo, faltaban extras y me ofrecí para ver si necesitaban más, y terminé apareciendo en cámara como una de las clientes a las que Toros, el sicario de la familia rusa, le pregunta si ha visto a Iván, el hijo desaparecido.

¿Cómo se siente al saber que Anora recibe tanto reconocimiento?

R: Se siente muy bien. Trabajamos muy duro para esta película. Algunas veces uno lee un guion y estás trabajando en la producción y aun así no sabes cómo va a salir la película. Pero haberla visto y que haya salido tan bien y tan impactante, hace que nos sintamos muy contentos.

¿Cómo crees que Anora se destaca de otras películas en las que has trabajado?

R: El producto final es un trayecto que no te suelta y te deja con algo inolvidable. Y es una visión que Sean tuvo el cien por ciento desde el principio. Me impresionó mucho cómo Sean pudo siempre estar tan seguro de sus decisiones durante el rodaje; decisiones que algunas veces uno no entiende completamente mientras estás filmando. Al final siempre tuvo razón y se ve en la película. Hay que tener en cuenta que muchas veces ese no es el caso, como cuando trabajas con directores que no están tan seguros de sus visiones o que los instintos no son tan claros y no llevan a películas ni series tan dramáticas ni tan bien hechas.

Sofía Blanco

 

¿Qué esperas tú que se lleve el público después de ver la película?

R: Yo espero que tenga una perspectiva diferente de lo que es el trabajo sexual. Creo que es una película que le da un punto de vista fresco a un trabajo que tradicionalmente es muy mal visto. Pero que al fin y al cabo es un trabajo como muchos otros que existen por demanda y que es de mucho esfuerzo con sus momentos difíciles, pero también con momentos de dignidad.

Entonces, espero que sea visto de una nueva forma. Y, bueno, que ojalá dé chance a que la gente que trabaja en este tipo de industria haga sus propias películas y que tenga su propia voz haciendo arte sobre su vida.

¿Cómo fue tu relación de trabajo con Sean Baker y el resto del equipo creativo?

R: Me encantó trabajar con Sean. Es una persona muy amable, carismático y además es un genio. Mucho de lo que yo trabajé con él fue en pre-producción, particularmente con los extras, por ejemplo. Él tiene una idea de cómo quiere que se vea el mundo, y trabajé con él para asegurarme que tuviera los elementos necesarios para el día de la filmación; por ejemplo, hablando con el equipo de arte, o con el reparto.

Aprendí mucho de él, de cómo se mueve la mente de un director que tiene una visión tan completa y tan segura del producto final, y de cómo conceptualiza personajes enteros con todas sus faltas.

¿Aparte del trabajo de AD, que has hecho tú en el cine, y como te llevas este aprendizaje de trabajar con Sean al resto de tu carrera?

R: Yo escribo y dirijo mis propios proyectos. Hace dos años escribí y dirigí una película que se llama El Funeral sobre la diáspora venezolana; tema que seguiré explorando con mi escritura y dirección en próximos proyectos, paralelo a lo que hago en mi trabajo de asistencia de dirección.

Desde que trabajé con Sean en Anora, presto mucho más atención en la creación de personajes completos. Los personajes de Sean son muy verdaderos, con defectos y virtudes, como creo que es la gente en la vida real. Tiene un ojo para esculpir situaciones y personalidades que resaltan en la pantalla, y me inspira a encontrar y escribir personajes de muchas dimensiones, no solo caricaturas de la gente.

También su manera de tener una visión tan segura y fuerte del proyecto entero, desde pre-producción hasta postproducción, me ha enseñado a confiar en mis instintos, y formar un lenguaje visual, auditivo, y temático consistente a lo largo de cada proyecto.

¿Qué distingue tu cortometraje El Funeral de otras obras relacionadas al tema de la diáspora venezolana?

R: El reto de hacer arte sobre el tema de inmigración es interpretar y darle forma a lo que es la memoria.

La memoria para mi es un tema crucial ya que eso es lo que nos ata al pasado, a lo que ya no es, y se convierte en la relación principal con el hogar que dejamos atrás.

Me gustaría decir que le doy un aspecto surreal a la diáspora. En El Funeral, por ejemplo, la manera en que los dos personajes principales se relacionan con Venezuela es entrando y saliendo de sus memorias que represento con videos actuales que mi papá filmó desde los años 1960 hasta los 1990. Los personajes, Alejandra y Ricardo, ven y se comunican dentro de estos videos, entendiéndose a sí mismos y mejor el uno al otro, ya que tienen un lenguaje común en la memoria.

Entonces, los proyectos que yo quiero producir y escribir tienen un elemento de surrealismo, de sueño, de magia, de cómo interpretamos nosotros nuestras memorias al estar fuera, en un país lejano, y cómo nos relacionamos entre nosotros por medio de la distancia con nuestro pasado y con nuestros hogares.

¿Que sigue para Sofia Blanco? ¿Estás trabajando en algún proyecto tuyo?

R: Voy a participar en el rodaje de la cuarta temporada de The Bear en Chicago como asistente de dirección, y estoy escribiendo el guion para una película de ciencia ficción basada en una emigrante venezolana en Chile. La idea será empezar a buscar financiamiento este año para poder dirigirla.

Desde que empezaste haciendo películas con tus amigos y familia para proyectos en el colegio, ¿cómo vez la trayectoria de tu vida en el cine?

R: Veo a mi vida en el cine como una danza consistente que comenzó cuando yo nací, desde que mi papá nos filmaba en nuestra casa en Caracas y seguirá por siempre, eternamente transformándose como yo lo hago. No le veo límites a esta profesión, sea trabajando como asistente de dirección, como productora, escritora, o directora. Al fin y al cabo, es un arte que quiero usar para darle voz a narraciones que no han sido vistas ni escuchadas, sea apoyando a directores como Sean, o creando mis propias historias basadas en mi vida.