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El régimen de Nicolás Maduro colapsa frente a la tormenta perfecta de presión del pueblo venezolano, la comunidad internacional y las fisuras internas que lo desnudan como una estructura criminal en vías de extinción.
En las últimas horas, Brasil y Colombia, dos países claves de la región latinoamericana y vecinos, han dado un paso contundente al declarar que tampoco reconocen la legitimidad del régimen de Nicolás Maduro, sumándose al rechazo global.
La Casa Blanca, por su parte, ha intensificado su ofensiva, calificando al régimen como un “cartel de narcotraficantes” liderado por Maduro, a quien consideran un “fugitivo” con una recompensa de 50 millones de dólares por su captura.
Esta declaración, acompañada por el despliegue de tropas, barcos de guerra, submarinos y aviones de Estados Unidos frente a las costas venezolanas, señala al Cartel de los Soles como una peligrosa red criminal enquistada en el poder venezolano, implicando a funcionarios militares y civiles en el narcotráfico y la corrupción.
Por si fuera poco, internamente, el régimen muestra graves signos de fractura.
La remoción de Gladys Requena, exministra e inspectora general de tribunales, ha desatado rumores de su detención por presunta “conspiración”, junto a otros altos funcionarios.
Lo mismo ocurre con el exvicepresidente Elías Jaua y otros influyentes dirigentes del PSUV.
Estos episodios evidencian una purga desesperada en curso dentro del chavismo, donde incluso figuras leales como Requena y Jaua enfrentan la desconfianza de Maduro.
La detención de altos jefes militares y funcionarios de la administración pública, refuerza la imagen de un régimen corroído por la corrupción y las sospechas de traición entre ellos.
La narrativa de Maduro como víctima de un complot se desmorona ante la evidencia de un régimen que reprime a opositores, detiene arbitrariamente a ciudadanos y manipula instituciones para tratar de perpetuarse en el poder.
La comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, ya no ven a Maduro como un presidente, sino como el líder de una organización criminal que ha secuestrado a Venezuela.
La pregunta ya no es si el régimen caerá, sino cuánto tiempo podrá sostenerse en medio de este colapso.
La mayoría piensa que esto no tiene vuelta atrás y que falta muy poco.

