Fernando Luis Egaña: Ocasos de tragedias - LaPatilla.com

Fernando Luis Egaña: Ocasos de tragedias

Las tragedias nacionales pueden ser muy distintas entre sí, pero cuando llega el tiempo del ocaso, de la esperanza concreta en la superación de la tragedia, es decir en la liberación, entonces se parecen mucho, a pesar de las naturales diferencias.

Los pueblos sufrientes y explotados, incluso esclavizados, también se parecen mucho, aunque sobrevivan en estepas congeladas o en llanuras calurosas. Son víctimas de una propaganda envilecida o de una narrativa fraudulenta, que les suministra algunas referencias dentro de la miseria. Los supuestos enemigos siempre se perfilan con habilidad e insistencia.





El terror político y la depredación económica y social suelen ser dimensiones notorias de las variadas tragedias nacionales. Así como también la existencia de burbujas de ostensible y grosera riqueza, que dan cuenta de la corrupción y de la criminalidad organizada inserta en el poder.

Las tragedias nacionales también pueden tener beneficiarios o compañeros de viaje que ayudan a maquillar las atrocidades. Alacranes o enchufados los llaman en algunos lugares. Pero los nombres no importan tanto como las funciones. A la hora de colocar las alfombras rojas de la justificación y la adulancia, estos personajes nunca faltan.

En medio de los ocasos los victimarios se acuerdan de una cosa que se denomina justicia, y sobre todo sus aliados encubiertos o no tanto, empiezan a elucubrar fórmulas para evitar la justicia en nombre de una falsa reconciliación.

Cierto que la venganza no es justicia, pero la impunidad es anti-justicia. Los ocasos de las tragedias nacionales cuando empiezan no terminan. Cuando ya se abren los nuevos caminos y se aprecia el horizonte, es hora de que la tragedia se convierta en mala historia y sus mandoneros no se burlen del horror que han causado a los demás.