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Después de 17 años, tres meses y dos días, Gabriela y Ramón Eduardo, rompieron su hasta entonces armoniosa relación de pareja con motivo de una discusión banal, suscitada en la casa 32, entre las calles 54 y 55 Carrera 19, Barquisimeto, Venezuela ¿Causa directa? El Excremento del Diablo, como antiguamente se denominaba al petróleo.
Desde el reventón el 14 de diciembre de 1922, en Cabimas, Venezuela, del “Barroso II” legendario pozo que mostró su inmenso potencial al expulsar de manera espontánea y sin control, alrededor de 100,000 barriles diarios de crudo, durante 9 días, todo lo que ha ocurrido, ocurre y seguirá ocurriendo, en Venezuela, bueno o malo, provechoso o nefasto, con efectos individuales o colectivos, no amorosos o amorosos –incluido el episodio doméstico relatado al comienzo— ha estado, está o estará, inexorable y directamente gobernado por el petróleo.
En ese sentido, la tesis central que desarrolló Betancourt en “Venezuela, Política y Petróleo” no pudo ser más certera.
Sentada la premisa precedente, permítasenos una breve digresión.
Los venezolanos (salvedad hecha con la «Obligación de Proteger» ONU, A/Res/60/1) además del deber, tenemos el inalienable derecho de rechazar, protestar, enfrentar, incluso con las armas, cualquier intrusión extranjera en los asuntos de nuestro país. Todos los venezolanos, en general, a excepción de cierta calaña de fementidos compatriotas: me refiero a los vendepatria, que en los últimos 26 años se le han estado poniendo, en decúbito ventral —para no utilizar una expresión más gruesa— a cualquier bicho de uña llegado del extranjero para repartir botín en el saqueo del país.
Quienes se preguntan en qué irá a parar todo el despliegue militar ordenado por el míster “Donaltrón”, alrededor de nuestro territorio, harían bien en recordar, que este último, es el Presidente de una economía petróleo-adicta que cuando sufre el “síndrome de abstinencia” petrolera procede como todo consumidor compulsivo: sale a la calle desesperado a proveerse de la sustancia de su adicción, como sea y al costo que sea.
No sé cuán sincero sea el señor presidente de EE. UU., cuando se declara cruzado de la democracia en el Mundo; defensor a ultranza de la separación de Poderes; del sacrosanto checks and balances; de la libertad de expresión; del Imperio de la Ley, lo que incluiría su condición de enemigo irreductible del Tren de Aragua o de cualquier otra banda u organización supuesta o ciertamente, narcoterrorista al extremo de amenazarlos con una invasión aniquiladora.
En cuanto a sus impresentables adversarios y pretensos invadidos, podemos dar por sentado, que mientras ellos se den la gran vidorria, les importa un rábano, que los venezolanos pasen hambre a causa de un embargo económico o que fallezcan de mengua como consecuencia del bloqueo y confiscación de una flotilla de súpertanqueros ¿Inmolarse, ellos, por la RoboLución o la pretensa Dictadura del Proletariado? ¡Qué va oh!
No se van a sacrificar por ninguna causa noble aunque sea nominalmente. Tienen 26 años saqueando un país, como para dejarse matar, ahora, por asuntos tan triviales. En este particular, no existe “chavista moderado”. Aquel que no es, materialmente, asesino, torturador o criminal aberrante, se ha lucrado gracias al asesinato, la tortura o el crimen aberrante.
No se han declarado prófugos, todavía, por causas distintas. En cuanto sientan que sus propios pellejos peligran, de veras, van a salir en desbandada. Aunque saben que del otro lado del océano, sus compinches de hoy —Putin, Xi Ping, Sánchez Castejón, los Rodríguez Zapatero, los castrocubanos, el gordito de Norcorea, Erdogan, los factores, de las FARC, del ELN, del terrorismo islámico— los esperan con los brazos abiertos, para desplumarlos a cambio de brindarles supuesto refugio.
Ofrecidos, pues, nuestros pronósticos en clave petrolera de un país en el cual no se mueve una brizna de paja en el viento, sin la bendición o maldición, del omnipresente hidrocarburo.
@omarestacio
