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Los feudos parecen no haberse acabado en Venezuela. Cuando ocurrió la designación de autoridades interinas en la Universidad Simón Bolívar -hace ya más de 4 años, pero la ley señala 180 días para las elecciones rectorales- ,parecen haberles dicho algo así como: «ahí tienen su hacienda, para que hagan con ella cuanto les plazca». De ese modo, se han comportado como guapos y apoyados. Me preguntó: ¿Por quién? ¿Por quienes? Por la comunidad de la USB no es. No cuentan con ningún sector para exhibir respaldo: estudiantes, egresados, trabajadores y técnicos, obreros; por supuesto, profesores expresan su repulsa a lo que allí ocurre, de cualquier modo, calladito o a viva voz. Encima, quieren infundir miedo.
No han sabido gerenciar -palabra enorme como un calzón gigante en un muñeco flaco para este caso- , pero tampoco tienen interés politico interno por llegar a acuerdos, por escuchar planteamientos, por entender los intereses de los otros. Ordenan, creen que ordenan, ni siquiera pontifican. Así, se quedaron, nadie sabe para qué – solo por un espíritu retaliativo, nada magnánimo- con la Casa del Profesor, con espacios del IPP, pero no consiguen reparar el Pabellón de Biología; hasta tapar una tubería rota se les hace cuesta arriba, o arreglar los baños; buscaron sabotear el acto del día del profesor -no lo consiguieron-, como no consiguen gasoil en distintas oportunidades, ni transporte, ni las reparaciones de obras monumentales, el extinto Laberinto Cromovegetal de Carlos Cruz Diez o el oxidado Espejo Solar de Alejandro Otero, por mencionar dos muy visibles. En la USB buscaban este año 314 profesores. Una pelusa, no más.
La USB es la única universidad pública cuya comunidad cancela un monto por el uso el comedor. Este año no hubo el tradicional almuerzo navideño de todas las universidades, la UCV y la UC, tal vez todas las demás, no lo sé exactamente, pero lo supongo, mostraron orgullosos la conservación del espíritu navideño en comunidad. Los transportes son una falla constante. No existe conexión alguna con vehículos disponibles entre las dos sedes tan siquiera. Mientras, la UCV anuncia su despliegue de atención a los espacios físicos y sus rutas foráneas activas. ¿Será que siguen pensando hoy en día que la USB se mantiene sola, sin la ayuda de nadie, porque es de sifrinos y la UCV es la tacita de plata u oro que sí debemos conservar? Todas deben ser atendidas del mismo modo, completo. Pero gerencia y política hacen la diferencia. ¿No?
Echaron al representante de los empleados y técnicos del Consejo Directivo porque así les place, en dos oportunidades. La primera porque no querían verlo y la segunda porque desconocieron el, imposible de incumplir, dictamen de la Comisión de Apelaciones, de este modo desconocen olímpicamente al vocero de los trabajadores y técnicos, a ellos mismos como representados y a la Comisión. Ayer, apenas, fuimos a la Fiscalía a acompañar a Galarraga en su clamor de justicia. Parece que, al designarlos, les hubieran dicho: destruyan, diviértanse con la gente en esos espacios de ustedes o así lo «entendieron».
No emiten comunicado alguno, tampoco el Consejo Directivo que ya se ve lo mal que dirigen, respecto a lo depauperado de los sueldos; nos esquilman la mitad del bono navideño y no hay comunicado defensor, por el presupuesto, por el secuestro del dinero de cajas de ahorro, gremio, sindicatos, Institutos de Previsión no han abierto la boca, por la salud, por la protección social, por la imposibilidad de contener la huida en estampida del personal, por la planta física que incluye un babo que hizo de la piscina olímpica su guarida, por los transportes, por nada. Pero le dirigen uno a Trump. O sea, no les importa para nada su realidad circundante, como no sea para fastidiar.
Creen con eso ganarse el respeto de quienes los impusieron e infundirnos temor ante los justos reclamos legales y cotidianos, ¿defienden así su terrenito, donde cultivan ocumo, vociferando consignas manidas? El problema está aquí dentro, en la USB, en Sartenejas, en el Litoral, en el hambre, la necesidad y los derechos del personal y del estudiantado, trabajadores y obreros. Al contrario, no contribuyen con su gobierno que los designó creyendo que podían seguramente ser los mejores, más bien les manchan más el libro, la hoja, el cuaderno de su ruta. Deben irse, renunciados, destituidos, con llamado inmediato a elecciones. Como el manager de Los Leones del Caracas, no sirven para esas funciones y menos en estas circunstancias.
