
«Stranger Things» no solo revolucionó la televisión. Cambió la vida de quienes crecieron en los pasillos de Hawkins, fundiendo ficción y realidad para crear vínculos que perduran más allá de la pantalla.
El cierre de la serie representa una despedida genuina y emotiva. “Llegué a caminar solo, llorando”, confesó Finn Wolfhard en una charla con GQ en Londres. La frase resume la intensidad de un momento que marca un antes y un después, no solo en sus carreras, sino también en la forma en que comprenden la amistad, el éxito y el paso del tiempo.
El peso de la despedida y una hermandad forjada a fuego
Para Wolfhard, Gaten Matarazzo, Caleb McLaughlin y Noah Schnapp, el final no es solo el cierre de una historia: es la despedida de una familia elegida. Desde el inicio, los actores dejaron claro que su vínculo va mucho más allá del trabajo.
Schnapp contó que, la noche anterior, soñó con su versión infantil en la primera temporada y reflexionó: “Tanto ha cambiado, y a la vez nada”. McLaughlin sumó: “Siento que soy otra vez el Caleb de antes”. El círculo se cierra y la emoción es compartida.
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