El venezolano demuestra, una vez más, su creatividad, ingenio y profunda vocación espiritual al preservar la tradición navideña. En los rincones más apartados del país, incluso en medio de las limitaciones, se mantiene vivo un espíritu que merece admiración y respeto. Desde los hogares más humildes se expresa la devoción y el apego a una tradición que nos une como pueblo, al recordar el nacimiento del Niño Jesús en un pesebre en Belén.
Esta tradición se sostiene a través del fervor cristiano, manifestado en la participación en actos religiosos como las tradicionales misas de aguinaldo, así como en los nacimientos presentes en la mayoría de los hogares venezolanos. Estos símbolos reflejan una fe viva que fortalece la espiritualidad y renueva la capacidad de afrontar los retos y dificultades de la vida cotidiana.
El gentilicio venezolano es, quizás, único en el mundo. Se expresa en la conocida frase popular “al mal tiempo, buena cara”, una muestra del optimismo que caracteriza a nuestra gente. Esa actitud se refleja en la calidez humana, la solidaridad y el compartir con familiares y vecinos, valores profundamente arraigados en nuestra tradición humana y espiritual.
Sostener la tradición navideña enriquece nuestra condición humana y espiritual, no solo al recordar el nacimiento del Niño Jesús, sino también al fortalecer la fe, la amistad, la bondad y la solidaridad con nuestros seres queridos y con quienes más lo necesitan. Eso somos los venezolanos.
Vicente Brito
Presidente
Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución.
