La Mesa de la Unidad Democrática (MUD descartó retomar el diálogo para resolver la grave crisis política y económica que atraviesa el país, señalando que el Gobierno sigue sin resolver una serie de demandas planteadas en la mesa.
“No existen condiciones para restituir el próximo 13 de enero un diálogo directo entre las partes”, advirtió el secretario MUD, Jesús Torrealba, en respuesta a una carta del Vaticano, que auspicia las negociaciones.
A continuación el comunicado:
En comunicación dirigida al Secretario de Estado de la Santa Sede, Monseñor Pietro Cardenal Parolin, el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática Jesús Chuo Torrealba respalda las cuatro “demandas” hechas al gobierno por El Vaticano y plantea que el próximo 13 de Enero los facilitadores “activen mecanismos para verificar sobre el terreno el no cumplimiento de los acuerdos por parte del gobierno”.
Hemos esperado mucho para dar respuesta a su amable y al mismo tiempo contundente comunicación de fecha 1-12-2016, dirigida por triplicado al Secretario General de UNASUR Ernesto Samper, a Jorge Rodríguez como representante del Gobierno en la Mesa de Diálogo y a mi persona como representante de la Unidad Democrática, en la que expone importantes observaciones al llamado “Proceso de Diálogo Nacional”.
La prolongada espera obedeció a que quisimos que el mundo viera, sin interferencia de nuestra parte, como planteamientos tan claros, respetuosos y sobre todo tan solidarios con el pueblo venezolano como los que -a instancias del Papa Francisco- formula usted en la mencionada comunicación, eran respondidos desde la prepotente soberbia por el régimen que preside el señor Nicolás Maduro. En efecto, a pesar de que usted marcó su comunicación como “CONFIDENCIAL”, el país y la opinión pública internacional conocieron no sólo los términos de su carta sino también las expresiones poco respetuosas y ciertamente insolentes de la respuesta enviada a El Vaticano por el representante oficialista. Ante esta situación, nos permitimos emitir esta respuesta utilizando el formato de Carta Abierta, en virtud de que sus contenidos pudieran efectivamente revestir algún interés público. En ese sentido, nos dirigimos respetuosamente a usted, y por su intermedio al Santo Padre, para expresar lo siguiente:
1. Coincidimos plenamente con lo expresado por usted en el primer punto de su comunicación, cuando afirma que “los derechos se respetan, no se negocian”. Sabemos que ese ha sido siempre el ánimo que ha signado la participación del Vaticano en la búsqueda de resolución pacífica al conflicto venezolano: Procurar alcanzar el “bien común del pueblo” mediante un diálogo que no sea un “ejercicio estéril y frustrante”, sino que se caracterice por “la voluntad seria de respetar los eventuales acuerdos alcanzados y su puntual aplicación”. Si bien para la opinión pública internacional puede resultar insólito que razonamientos como estos, de corrección y buena fe, puedan ser considerados como “injerencismo” por el régimen de Nicolás Maduro, a los venezolanos no nos sorprende pues tenemos muchos años recibiendo respuestas como esas, agresivas y desconsideradas, a las justificadas exigencias de trabajo y respeto, de alimentos y medicinas, de democracia y libertad que nuestro pueblo le hace a un gobierno que ha manejado la más alta cantidad de dinero que ningún gobierno venezolano haya manejado jamás en toda la historia de la República.
2. Igualmente le manifestamos que la inmensa mayoría del pueblo venezolano se siente fielmente expresado en las cuatro “DEMANDAS” que “respetuosamente pero con firmeza” formula la Santa Sede en su comunicación, y que a continuación citamos:
2.1.: “Implementación urgente de las medidas destinadas a aliviar la grave crisis de abastecimiento de comida y medicinas que esta sufriendo la población”, medidas que la Unidad ha resumido como la necesidad urgente de abrir un CANAL HUMANITARIO para atender a las más urgidas víctimas de la crisis.
2.2.: Que “las partes CONCUERDEN el calendario electoral que permita a los venezolanos decidir sin dilaciones su futuro”
2.3.: Que “se tomen las medidas necesarias para restituir cuanto antes a la Asamblea Nacional el rol previsto en la Constitución”
2.4.: Que “se apliquen los instrumentos legales para acelerar el proceso de liberación de los detenidos”, es decir, de nuestros hermanos PRESOS POLÍTICOS, demanda a la que agregamos el regreso de todos los exiliados por motivos políticos y la anulación de todas las causas judiciales abiertas con propósito de persecución política.
Estas demandas que a través de su comunicación la Santa Sede planteó fueran satisfechas “antes del encuentro del 6 de diciembre”, aun hoy no lo están. Por el contrario, en materia electoral se han producido retrocesos (al ratificar el régimen a través de un ardid judicial la composición de un Consejo Electoral sesgado políticamente e ilegalmente constituido) e igualmente se han producido retrocesos en el respeto a la soberanía popular expresada en la Asamblea Nacional, cuya instalación el próximo 5 de Enero esta rodeada de amenazas de desconocimiento y agresión por parte de voceros oficialistas. En áreas igualmente importantes, como la libertad de los presos políticos y la atención a las víctimas de la crisis humanitaria, se han producido gestos tímidos, insuficientes, que no representan ni una real reparación a los daños inferidos ni un auxilio a las víctimas de las dimensiones y seriedad que la crisis reclama.
3. Igualmente queremos destacar ante su atención, Cardenal Parolin, que en los 24 días transcurridos desde el momento en que emitió usted su comunicación hasta el instante en que le escribo esta respuesta, la crisis económica y social sobre la cual cabalga el conflicto político venezolano se ha hecho aún más veloz e inflamable: Hambre, tristeza y crimen son las tres palabras que resumen el perfil de la Navidad venezolana 2016. Al adoptar medidas de carácter monetario en forma desordenada e improvisada el régimen provocó una serie de protestas populares espontáneas que degeneraron en masivas agresiones del hampa común contra la ciudadanía, las cuales fueron perpetradas sin que la fuerza pública defendiera la vida y los bienes de la población inerme. Varias personas fallecidas y cientos de comercios saqueados fueron el resultado de tan inexplicable proceder oficial. Es así como cierra este 2016 venezolano, y esa es la preocupante perspectiva de inicio del 2017.
4. Es evidente que al no estar satisfechas aun las demandas que la Santa Sede consideraba indispensables para antes del 6 de diciembre, no existen condiciones para restituir el próximo 13 de Enero un diálogo directo entre las partes. Pero si es muy importante que a través de los mecanismos que considere eficientes y oportunos la Santa Sede (y ojalá también los demás “facilitadores”) puedan verificar sobre el terreno el no cumplimiento de los acuerdos reuniéndose con los familiares de los presos políticos, con las víctimas de la crisis humanitaria, con los representantes de la Soberanía Popular expresada en la Asamblea Nacional, con los trabajadores que quedaron sin empleo tras los saqueos inducidos por la irresponsabilidad oficial, con los empresarios empujados a la quiebra por un gobierno que los obligó a vender por debajo de sus costos de producción, y con todos los demás actores de esta compleja hora venezolana, que no tienen posibilidad de interlocución alguna con un gobierno que no sabe dialogar respetuosamente ni siquiera con algunos de los facilitadores internacionales que él mismo invita.
5. Monseñor Pietro Cardenal Parolin: Esta noche es Noche Buena, y mañana es Navidad. La Humanidad celebra en estas horas como Jesús Niño, eludiendo a Herodes y sus asesinos, logra nacer y traer a los hombres su mensaje de justicia y redención. Por eso creemos oportuna precisamente esta fecha para enviarle esta misiva, porque deseamos también evadir y vencer a los Herodes de la violencia para que así Venezuela pueda renacer como el país de oportunidades, pesebre de perseguidos y auxilio de necesitados que durante décadas fue. Para ello los venezolanos seguimos necesitando la ayuda espiritual, política y diplomática de toda la Comunidad Internacional. Reciba usted, Cardenal, la certeza de nuestro agradecimiento, nuestra profunda estima y total consideración, y rogamos transmita al Santa Padre nuestros votos porque Dios lo siga bendiciendo con la salud y la lucidez necesaria para que continúe exitosamente su apostolado, siendo referente espiritual y moral para millones de hombres y mujeres de buena voluntad.