Hasta ahora el diálogo propuesto a la MUD por el gobierno de Nicolás Maduro, a través del Vaticano, Unasur y los expresidentes Zapatero, Torrijos y Fernández, ha sido el mecanismo fundamental para asegurarse el poder. Según el asesor político del presidente Hugo Chávez, el sociólogo Heinz Dieterich, es “sólo un foro mediático y nada más“.
El año pasado, 2016, el diálogo desactivó la principal estrategia de la MUD en cuanto a la salida de Maduro del poder ejecutivo a través del referéndum revocatorio presidencial, lo que le ocasionó un importante revés político después de haber alcanzado el gran triunfo electoral en las elecciones parlamentarias del 6D.
En la última encuesta de datanalisis (Enero 2017), el 63% de los consultados respondió que “el objetivo del diálogo debería estar enfocado en resolver los problemas del país por encima de buscar un cambio de gobierno“. Al desglosarlo por la afiliación política, el 88% correspondió al oficialismo, 50% a la oposición y 67% a indecisos. Mientras que el 32% estuvo de acuerdo con “buscar un cambio de gobierno“ a través del diálogo, (oficialismo 8%, oposición 48% e indecisos 26%). Y al evaluar los resultados de la mesa de diálogo, el 55% afirmó que han sido negativos (no ha habido) -una tendencia sin distinciones de tinte político.
La comunidad internacional ha apoyado la iniciativa del diálogo, como la solución a la crisis política, social y económica que atraviesa Venezuela. El 16 de noviembre de 2016, la Organización de los Estados Americanos (OEA) respaldó el diálogo y el acompañamiento, y alentó “al Gobierno y a la MUD a alcanzar resultados concretos en un plazo razonable…”. Sin embargo, el diálogo entre el oficialismo y la oposición entró en diciembre en cuestionamiento, al señalar ambas partes el incumplimiento de los acuerdos.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha planteado un nuevo orden geopolítico. El nuevo Secretario de Estado, Rex Tillerson, afirmó ante el Senado de los Estados Unidos que iba a “buscar una transición negociada a un gobierno democrático en Venezuela” (…) “en estrecha cooperación con nuestros amigos del hemisferio, en particular con los países vecinos de Venezuela, Brasil y Colombia, así como con organismos multilaterales como la OEA“.
Ante esta amenaza el gobierno de Maduro busca un acercamiento con Tillerson (Presidente y CEO de ExxonMobile desde 2006) a través de la petrolera rusa Rosneft.
ExxonMobile y Rosneft han tenido acuerdos de asociaciones estratégicas desde el 2011. Rosneft es, también, socia de PDVSA en Petromonagas, Petroperijá Boquerón, Petromiranda, y Petrovictoria, y acaba de otorgarle un préstamo de $1.500 millones con una garantía del 49,9% de las acciones de Citgo.
Por lo tanto, es temprano para predecir el curso de acción de la Administración Trump ante el gobierno de Maduro.
En la misma interpelación ante el Senado, Tillerson respondió que “Estados Unidos debe continuar apoyando el diálogo legítimo para resolver la crisis política entre el gobierno de Maduro y la oposición que ahora controla la Asamblea Nacional“.
Hace seis días los acompañantes del diálogo (Vaticano, Unasur y los tres expresidentes) entregaron un documento al gobierno de Maduro y a la MUD para reiniciar la mesa de diálogo en Venezuela que titularon “Acuerdo de Convivencia Democrática“. Después de los consientes, considerando, destacando, subrayando, atendiendo, contando, y afirmando, los acompañantes sugieren que tanto el Gobierno como la MUD “han decidido pasar a una segunda fase del Diálogo“, para lo cual presentan una hoja de ruta que incluye cuatro vectores: Paz, respeto constitucional y convivencia institucional; Verdad y Justicia; Situación económica-social; Institucionalidad y Cronograma Electoral.
Las acciones recomendadas en cada eje por los acompañantes representan el sentir del Gobierno. María Corina Machado, coordinadora de Vente Venezuela, lo demostró en su presentación de anteayer. En el gráfico de radar se observa la parcialidad de la propuesta hacia el gobierno de Maduro.
Ante esta situación la MUD debería presentar en un documento similar sus acciones en cada eje para resolver los problemas del país, dejando en claro que el diálogo no excluye la lucha social para reivindicar los derechos de los venezolanos establecidos en la Constitución.
A la reunión de la próxima semana en el Vaticano, Roma, debería asistir un equipo negociador que incluya a María Corina, Henry Ramos Allup, Henrique Capriles o Julio Borges, Carlos Vecchio o Lilian Tintori, entre otros.
Si el Gobierno realmente tiene voluntad de diálogo deberá obviar la prohibición de salida contra la coordinadora de Vente Venezuela y la persecución política a Vecchio. En otros procesos de diálogo el gobierno muestra su compromiso con el mismo facilitando la participación de los diferentes líderes -caso Colombia en el proceso de paz.
La oportunidad de lograr que el diálogo sea la salida de la grave crisis política, social y económica en Venezuela dependerá de la habilidad política en la negociación del Acuerdo de Convivencia Democrática. De lo contrario, Dieterich propone que los posibles cambios sucederán en “el levantamiento simultáneo popular y la clase media o un cambio de liderazgo en las Fuerzas Armadas“, en los cuales no participan los factores democráticos.