La oposición venezolana protestaba el viernes en rechazo a un fallo del tribunal supremo que se adjudicó competencias legislativas, mientras crece la presión externa contra el gobierno socialista de Nicolás Maduro, reseña Reuters.
Desde muy temprano, decenas de estudiantes, partidarios y líderes opositores bloquearon algunas vías principales de Caracas, pero fueron rápidamente contenidos por las fuerzas de seguridad y adeptos al oficialismo.
La noche del miércoles, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dictaminó que su sala constitucional abarcará el rol de los diputados escogidos a través del voto, desatando la preocupación de varios gobiernos de América y Europa ante lo que consideraron un deterioro del orden democrático.
“Hoy (viernes) en toda Venezuela amanecimos trancando (bloqueando) las calles y las autopistas. Que nadie se rinda, que nadie se detenga”, dijo el legislador Miguel Pizarro, acompañado de decenas de simpatizantes.
“Tenemos que exigir nuestros derechos como se hace: en las calles, protestando, sin miedo”, agregó entre consignas de “elecciones ya” y “no a la dictadura”.
El asambleísta incluso lideró una protesta en el Metro.
El TSJ sostiene que las decisiones de la Asamblea Nacional son nulas por estar en “desacato” al no haber apartado a tres diputados acusados de comprar votos en las elecciones parlamentarias de fines del 2015, pese a que los asambleístas fueron separados de sus funciones por el Hemiciclo.
El TSJ sigue manteniendo su posición, lo cual ha llevado a la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a acusarlo de favorecer al Gobierno.
¿Más protestas? ¿Más presión?
La oposición señala a Maduro como el principal responsable de la grave crisis económica que sufre Venezuela, con la inflación más alta del mundo, recesión y escasez de alimentos y medicinas, pero el mandatario de 54 años sostiene que sus adversarios libran una “guerra económica” con el fin de desbancarlo.
Desde que el presidente asumió en 2013, la oposición ha protestado varias veces, primero denunciando fraude en las presidenciales que lo llevaron al poder, y luego para reclamar por la paralización de un referéndum revocatorio contra Maduro.
A pesar de congregar a más de 1 millón de personas, las protestas no han logrado su cometido: remover a Maduro del poder. Sin embargo, analistas creen que un nuevo ciclo de manifestaciones está por venir.
“La sentencia del TSJ es una estrategia peligrosa que volverá a encender la crisis política del año pasado, tanto en términos de protestas como de presión internacional”, dijo la firma Eurasia.
Luego de que diversos países de Latinoamérica y Europa se pronunciaran sobre la crisis en Venezuela, el viernes la presión crecía y el alto comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos instó al supremo a reconsiderar su decisión de asumir poderes legislativos.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, pidió convocar al Consejo Permanente para realizar una sesión urgente sobre la situación en Venezuela.
“La administración (de Maduro) se verá sometida a una intensa presión, tanto internamente como desde fuera. Por consiguiente, es probable que el papel de las Fuerzas Armadas sea cada vez más importante”, opinó el analista Nicholas Watson, de la consultora Teneo Intelligence.
El Gobierno de Maduro ha rechazado la “intromisión” de los países que atacan el “sistema democrático” de Venezuela.
El líder de la oposición y dos veces candidato presidencial, Henrique Capriles, viajó a Washington para reunirse con Almagro de la OEA, quien pidió la semana pasada la suspensión de Venezuela del organismo.
Por Corina Pons y Diego Oré/Reuters
Fotos Reuters