El prestigioso Financial Times (FT) publicó un análisis sobre la crisis venezolana “Venezuela’s economic and political crisis in charts” (por suscripción) del cual lapatilla.com ha hecho una adaptación periodística al español así como a sus gráficos.
Señala el FT que mientras que la causa de las protestas que han ocurrido en Venezuela es el plan de Nicolás Maduro para reescribir la constitución del país, los enfrentamientos vienen en un contexto de colapso del nivel de vida, la escasez de medicamentos, el creciente aislamiento internacional y la indetenible corrupción.
Una mirada a los números revela los intensos cambios que han reformado drásticamente la vida en la nación rica en petróleo de América del Sur.
93% de los venezolanos dijeron que sus ingresos no eran suficientes para comprar los alimentos que necesitan, según una encuesta realizada por algunas de las mejores universidades del país. Casi tres de cada cuatro venezolanos reportaron haber sufrido una pérdida de peso el año pasado, y, de ellos, una pérdida promedio de 9kg. El precio de los alimentos básicos para una familia es actualmente alrededor de 15 veces el salario mínimo y los precios siguen aumentando. El Fondo Monetario Internacional proyecta que la tasa de inflación de Venezuela podría alcanzar el 720 por ciento este año.
Maritza Landaeta, directora de la Fundación Bengoa, una organización caritativa de salud y nutrición, dijo recientemente: “La malnutrición en Venezuela es un problema de corrupción, no de falta de dinero”. Los controles gubernamentales de precios y otras políticas han reducido la producción nacional, y después con la caída del precio del petróleo que hizo que las importaciones disminuyeran dramáticamente, la comida que está disponible para los más de 30 millones de habitantes del país es insuficiente.
La escasez de alimentos se hizo tan drástica que Coca-Cola cesó su producción en Venezuela en 2016 porque no había suficiente azúcar.
A medida que la violencia y la escasez empeoran, el número de venezolanos solicitantes de asilo ha aumentado drásticamente. Más de 50.000 venezolanos ya han solicitado asilo en todo el mundo en 2017, frente a los 27.000 en 2016, un número que ya era el triple de 2015. Venezuela ha superado recientemente a China y México como la mayor fuente de solicitudes de asilo a Estados Unidos, Para los solicitantes de asilo venezolanos. España fue el segundo destino en 2016.
Durante mucho tiempo ha habido una gran brecha entre el número oficial de homicidios que el Ministerio de Salud venezolano publicó hasta 2013 y los de organizaciones no gubernamentales venezolanas. El Observatorio Venezolano de Violencia, un grupo independiente, registró 28.479 muertes violentas en 2016 -una tasa de 91.8 por 100.000, lo que daría a Venezuela el segundo mayor índice de homicidios en el mundo, detrás de El Salvador. La fiscal general venezolana Luisa Ortega, una lealista del régimen que es ahora una figura de la oposición, anunció que hubo 21,752 homicidios en 2016.
Según algunas estimaciones, Caracas se ha convertido en la ciudad con más asesinatos del mundo, mientras que otras clasifican a la capital venezolana como segunda o tercera – justo detrás de San Salvador, El Salvador y San Pedro Sula, Honduras.
En un momento en la década de 1970, los pasajeros podían volar supersónico desde Caracas a París, uno de sólo un puñado de rutas Concorde. Hoy en día, las opciones de transporte aéreo en Venezuela se están reduciendo rápidamente. El mes pasado, United Airlines cesó sus vuelos al país. Ante la creciente inestabilidad política, la disminución de los ingresos y la mala seguridad aeroportuaria, Latam Airlines, la mayor aerolínea de Latinoamérica, Lufthansa y Aeroméxico, anunciaron el año pasado que detendrían los vuelos a Caracas. Hoy la colombiana Avianca, luego de 60 años de volar inenterrumpidamente a Caracas, cesó sus vuelos. Delta Airlines anunció que lo haría en Septiembre.
Aún más devastador para muchos venezolanos que la falta de alimentos del país es la escasez de medicamentos. Venezuela fue una vez un modelo para la erradicación de la malaria en sus ciudades, pero ahora el fracaso económico y la escasez de tratamiento de la malaria significa que la enfermedad transmitida por mosquitos está desgarrando el país.
A principios de 2017, el director de una importante asociación farmacéutica venezolana dijo que las farmacias estaban cortas en el 85 por ciento de las medicinas que necesitaban los venezolanos, que van desde los analgésicos cotidianos hasta los fármacos para la insulina y quimioterapia que salvan vidas.
El gobierno venezolano es el más corrupto del hemisferio occidental, según Transparency International, una organización sin fines de lucro. Las redes de funcionarios corruptos robaron o malversaron casi un tercio de la ganancia inesperada de 1 millón de millones de dólares del gobierno por el auge de los precios del petróleo, según antiguos ministros. Desde 2010, el fraude alimenticio -que suele implicar facturas falsas y fraude monetario- ha llegado a los 27.000 millones de dólares, según estima la Asamblea Nacional, mientras que los ciudadanos venezolanos sufren una gran escasez de alimentos.
Mientras que el aumento de los precios de los alimentos ha hecho la vida más dura para casi todo el mundo en Venezuela, los desempleados están encontrando especialmente difícil alimentar a sus familias. El FMI proyecta que uno de cada cuatro venezolanos estarán desempleados este año, y pronostica que el desempleo crecerá a más del 36 por ciento para 2022.
Venezuela, donde se encuentran algunas de las mayores reservas de petróleo del mundo, tuvo el mayor producto interno bruto per cápita en América Latina en 1985. Pero el FMI estima que el PIB per cápita de Venezuela estará entre los más bajos del hemisferio en 2022.
El petróleo representa el 95 por ciento de los ingresos de exportación del país y la falta de diversificación de la economía causa que ha sido particularmente devastada por la caída de más del 50 por ciento del precio del crudo desde 2014. Las reservas internacionales de Venezuela cayeron por debajo de 10.000 millones de dólares a mediados de julio, el nivel más bajo en 15 años.
La reescritura de la constitución venezolana, objetivo de una asamblea constituyente creada por el señor Maduro, sería un golpe a la democracia del país. Sin embargo, la calificación de Freedom House de Venezuela, una puntuación anual de la institución con sede en Estados Unidos, se ha estado deslizando lentamente de “parcialmente libre” a “no libre” durante una década. La calificación de la libertad de Venezuela tomó otro golpe a principios de este año después de que la Corte Suprema respaldada por Maduro intentara hacerse cargo de la legislatura controlada por la oposición. Cuando esa iniciativa fracasó, Maduro lanzó su proyecto del 30 de julio para una asamblea constituyente que reescribiera las reglas del juego a su favor.
La reacción reciente del país
A partir del golpe de estado del Tribunal Supremo de Justicia, las calles de Venezuela has sido testigos de las protestas ciudadanas que el régimen de Maduro se ha propuesto reprimir brutalmente.
Según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, en su más reciente actualización del 10 de julio, en 100 días se habían realizado 4.182 protestas en toda la geografía nacional.
En un estudio de opinión pública nacional del finales del mes de mayo, la empresa Hercon Consultores halló que el 75,5% de la población venezolana se oponía a una asamblea constituyente y el 79,9% expresó que no iría a votar por ella.
El estudio flash arrojó una intención de votos de apenas 12,3% . Nudo crítico para el gobierno. Es decir, que la idea de una nueva Asamblea Nacional Constituyente no tiene apoyo. El 79,9% de los encuestados dijeron no van a refrendar con su voto una nueva ANC por su realidad coyuntural y según los datos cuantitativos difícilmente someterá a su aprobación ante pueblo,revelándose una postura con sustancia antidemocrática avalada por el CNE.