El régimen de Nicolás Maduro está acorralado. Las sanciones vienen de todas partes. Hoy Estados Unidos y Canadá, pronto la Unión Europea y otros países. Los organismos también se han pronunciado: Mercosur ayer, el Consejo de Derechos Humanos a lo mejor pronto y la OEA siempre en la lista de espera. Sanciones legítimas y legales, sin duda alguna.
Mientras le acorralan desde afuera con toda la razón, dentro algunos siguen pensando en la negociación y en acuerdos. Bienvenidos, es verdad. Ojalá se lograse algo, pero es que el régimen no está dispuesto a ceder y sería absurdo que la oposición, la mayoría inmensa de los venezolanos, ceda en algunos aspectos. Nunca, por supuesto, podrían negociarse los derechos.
En todo caso el malandraje de turno busca retrasar las cosas para alargar la agonía, la de ellos y la de todos. Pensaron en que las elecciones y la participación de la oposición en el diálogo desalentaría y haría que saliésemos corriendo todos acusando a la dirigencia democrática de traidores, pero no le salió así.
Cierto, al comienzo quizás hubo un impacto y muchos corrieron. Pero hoy pese a las diferencias sobre la conveniencia o no de las elecciones, si habrá o no trampa, si reconocerán o no a los gobernadores, si montarán los nuevos protectores, en fin, cualquier cosa, los venezolanos van a votar y lo harán con ánimo.
No pensaba la dictadura en una derrota. Ahora recuadran el proyecto pues los Castros, mentores y amos del poder en Venezuela, no pensaron en que las cosas irían por otro camino.
Así, el traidor Maduro fue a Cuba a recibir instrucciones, mientras Arreaza, el Canciller de la Ignorancia y la Arrogancia, se dirige a la comunidad internacional en las Naciones Unidas en Nueva York, para atacar al imperio, para ellos fracasado, arruinado, desprestigiado.
El juego a la abstención parece que no les funciona y los votantes pese a que los han cambiado de mesas, de sitos, les han bloqueado en todas partes, irán a votar y dejarán constancia de que la inmensa mayoría de los venezolanos rechazan el proyecto comunista de los Castro.
En fin, un nuevo momento para todos.
Robert Carmona-Borjas
@CarmonaBorjas