Entre caricias, besos y promesas… en cada encuentro íntimo, nuestro cuerpo va en búsqueda del orgasmo: ese “no sé qué” que nos hace “morir” de placer y nos lleva a otra realidad.
Sin embargo, solo un tercio de nosotras es capaz de llegar al clímax a través de la penetración; es decir, una de cuatro mujeres, así lo revela un reciente estudio de la Universidad de Sheffield.
Podría resultarnos desalentador este panorama sexual, pero lo cierto es, que nos abre la puerta a nuevas experiencias: preliminares más lúdicos, juguetes sexuales y, por qué no, la práctica de viejas técnicas que han salvado la vida íntima de muchas parejas a lo largo de la historia.
Una de dichas prácticas es el Kung fu vaginal, que consiste en tonificar los músculos de nuestro suelo pélvico con ayuda del peso propio.
¿Cómo se hace?
De acuerdo a la sexóloga Verónica Vivero, responsable de Presbicia Emocional:
1. Paradas, con las piernas levemente separadas, introduciremos en nuestro canal vaginal una piedra (huevo de jade), la cual estará sujeta, con un hilo de nailon, a una bolsa llena de piedras.
2. Al inicio, esta bolsa deberá contener un peso leve, y deberá aumentar con el tiempo.
3. Una vez que el huevo este colocado, contraeremos la vagina, para retenerlo, y empezaremos a balancear, de atrás hacia adelante, la cadera.
Al aprender a controlar y contraer los músculos de la vagina, la calidad de los orgasmos es mayor porque las contracciones son más intensas; además, al aumentar la vascularización e irrigación (flujo sanguíneo), la libido aumenta”, apunta Vivero.
Además, datos del informe Hite, afirman que cuando la estimulación genital adquiere un papel importante en el sexo, el número de mujeres que consiguen alcanzar el orgasmo se eleva al 80%.
Entonces, a probar el Kung fu vaginal.
Con información de Salud180