“El nivel de la epidemia requiere ayuda internacional, el gobierno lo sabe”, asegura el ex asesor de programas de malaria en Venezuela, Leopoldo Villegas, quien recomienda sincerar las cifras para evitar las fallas en el suministro de tratamientos y una mayor transmisión de la enfermedad. El malariólogo señala que Venezuela ya está cerca del umbral de los 300 mil casos sin contar ese otro 50-60% que no se cuentan en las cifras oficiales (recaídas, recrudescencias y subregistro-automedicados), publica Correo del Caroní.
María Ramírez Cabello/[email protected]
Que la epidemia de malaria saliera de la selva del sur de Bolívar a las zonas urbanas del estado y más allá de sus fronteras, no ha sorprendido a los expertos. El malariólogo y asesor internacional en salud pública, Leopoldo Villegas, asegura que las actividades de vigilancia epidemiológica y control de epidemias en Venezuela son poco operativas.
Insiste en que si bien el personal de la zona entiende el problema y sabe lo que hay que hacer “no cuenta con lo mínimo necesario para poder lograr un impacto”, una realidad que se percibe en la angustia de decenas de familias que acuden a los ambulatorios en busca de tratamientos y solicitando no solo pastillas, sino fumigaciones.
Los primeros días de la entrega de tratamientosfueron una muestra de esta realidad. En recorridos por los ambulatorios de Ciudad Guayana, una doctora comentó a Correo del Caroní que los medicamentos repartidos directamente por el Ministerio de Salud a los módulos, eran distribuidos en solo dos camionetas del organismo estatal.
Al mediodía, pacientes que habían madrugado seguían en colas descompensados esperando la entrega de las medicinas. En paralelo, las fumigaciones siguen siendo una tarea pendiente, al igual que la entrega de mosquiteros impregnados de insecticidas.
– A su juicio, ¿qué determinó el auge tan acentuado de los casos de paludismo en Venezuela, específicamente en el estado Bolívar?
– Las causas de esta epidemia son multifactoriales e incluyen la situación económica del país; la revocación de las concesiones mineras y la intensa migración; la falta de políticas sanitarias efectivas; falta de actualización en lo que se hace hoy en día en malaria en el mundo; falta de recursos financieros tangibles, de nada sirve un presupuesto aprobado si nunca llega el dinero; insumos de diagnóstico; disminución progresiva de la disponibilidad de los medicamentos de primera línea para el tratamiento de la malaria y la falta de implementación de planes concretos, efectivos y sistema de monitoreo en campo.
– La viceministra de Salud anunció hace un par de semanas un plan especial para combatir la malaria en Bolívar. Habló de tres meses para notar un descenso en el número de casos, ¿es factible combatir esta epidemia en este periodo?
– El nivel de la epidemia requiere ayuda internacional, el gobierno lo sabe; los organismos internacionales lo saben pero el gobierno insiste que no hay crisis humanitaria. Dentro de 3 meses tendremos una lista larga de muertos y más casos de malaria. Es lamentable que autoridades nacionales informen a la población de cosas que no podrán hacer. Nadie puede esconder la epidemia malárica, es la peor en la región de las Américas, y es tangible, solo necesita asomarse a todos los ambulatorios y puestos de malariología o visitar cualquier hospital de referencia.
– Además de los tratamientos de cloroquina y primaquina, ¿qué otras acciones deben tomarse para contener la epidemia?
– Hay muchas actividades para el control de la epidemia, y el principal es el análisis de los datos para evaluar los lugares con mayor casuística y caracterizar esas áreas (mineras, indígenas, especies prevalentes, acceso, etc.).
a estrategia de control y eliminación de malaria incluye la implementación del diagnóstico temprano y tratamiento oportuno con medicamentos eficaces, la aplicación de rociamientos intradomiciliarios, la distribución de mosquiteros impregnados con insecticidas de larga duración, actividades de comunicación para el cambio conductual y, sumamente importante, las asociaciones estratégicas con los socios locales, regionales, nacionales e internacionales.
En la actualidad, solo se está aplicando el diagnóstico, el tratamiento es sumamente escaso y limitada logística para ir al campo. El personal de la zona conoce muy bien el área y sabe lo que hay que hacer, sin embargo no cuenta con lo mínimo necesario para poder lograr un impacto.
– ¿Hay algún otro ejemplo en el mundo de un auge de esta intensidad en los casos de malaria? Para la semana epidemiológica 43, la viceministra habló de 12 mil casos solo en Bolívar.
– Sí existen algunos países con aumento de casos, por ejemplo Malawi y Rwanda son los mejores ejemplos, pero cuentan con el financiamiento y las condiciones para poder controlar la epidemia. Brasil tiene un aumento en el 2017 en una zona muy específica. En el caso de Venezuela, es una epidemia que se ha mantenido en aumento progresivo desde el 2009 sin control efectivo.
En relación con los 12 mil casos de malaria, técnicamente no creo en esos datos, Venezuela está en el orden de los 8-9 mil casos nuevos por semana. Si a esos casos le agregamos las recaídas, recrudescencias y el subregistro-automedicados, entonces tendremos de 16 a 18 mil casos por semana.
Venezuela ya está cerca del umbral de los 300 mil casos de malaria a nivel nacional sin contar ese otro 50-60% que no se cuentan en las cifras oficiales (recaídas, recrudescencias y subregistro-automedicados). El número de muertos pasa los 200 en el país, eso lo saben las autoridades de salud del ministerio pero tienen prohibido divulgar cualquier dato.
– ¿Cuáles son las proyecciones al cierre del 2017?
– Venezuela cerrará el 2017 con cifras oficiales de 300-400 mil casos nuevos que, en realidad, serían un poco más del doble (600-800 mil). Si no son sinceradas las cifras, seguiremos con ausencia de medicamentos e incrementos de la transmisión malárica.
– ¿Qué se puede esperar para el 2018 en materia sanitaria con el reaparecimiento de otras enfermedades como difteria y el aumento de la malaria?
– Esto es una tormenta perfecta. Se trata de un abandono del fortalecimiento del sistema de salud. No se puede tapar el sol con un dedo. Ya se tienen epidemias de malaria, difteria, sarampión, VIH, TB, etc. y seguirán en aumento. Las actividades de vigilancia epidemiológica y control de epidemias son poco operativas aunque cuenta con gente dedicada y leal a su trabajo, pero sin logística ni insumos para poder implementar su trabajo eficientemente.