La venezolana PDVSA está en negociaciones con la rusa Rosneft, la italiana Eni, la española Repsol y la noruega Statoil para obtener créditos que le permitan realizar proyectos de crudo y gas, dijo un ejecutivo de la firma sudamericana el miércoles, en un intento por revertir una caída de la producción a un mínimo de casi 30 años, detalla una información exclusiva de la agencia Reuters.
Venezuela y la petrolera estatal PDVSA buscan nuevas fuentes de financiamiento en momentos en que el país intenta refinanciar unos 60.000 millones de dólares en deuda de cara a sanciones de Estados Unidos contra lo que la Casa Blanca ha llamado una “dictadura” del presidente Nicolás Maduro.
“Estamos hablando con nuestros aliados, con nuestros socios estratégicos, que son Rosneft, Eni, Repsol, Statoil y ellos están dispuestos a seguir trabajando con nosotros, seguir financiando nuestros proyectos, a fin de incrementar en el corto plazo la producción tanto de crudo como de gas”, dijo a Reuters el vicepresidente de gas de PDVSA, César Triana.
Rosneft, ENI, Repsol y Statoil no pudieron ser contactadas inmediatamente para obtener comentarios.
Venezuela cuenta con muy poco dinero para mantener y reparar las operaciones petroleras de PDVSA, en momentos en que el Gobierno se esfuerza por conseguir fondos para pagar su deuda.
La producción general de crudo de Venezuela disminuyó en octubre a menos de 2 millones de barriles por día (bpd), su menor nivel desde 1989, según cifras reportadas por el Gobierno a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El bombeo ha declinado en una tasa interanual desde el 2012.
Venezuela busca aumentar su producción de petróleo en 500.000 bpd el próximo año, dijo Triana durante las actividades complementarias de un foro de países exportadores de gas en Santa Cruz, Bolivia.
El país sudamericano ha incumplido sus propias metas de producción en los últimos años.
En agosto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un decreto que prohibió a los bancos alcanzar nuevos acuerdos de deuda con el Gobierno venezolano o su petrolera estatal, lo que aceleró la caída del país sudamericano en lo que dos agencias crediticias declararon como un default parcial.
Triana dijo que las sanciones afectan principalmente a las operaciones cotidianas de pagos, debido a que los bancos se rehúsan a aceptar dólares de Venezuela y de PDVSA.
Venezuela está negociando con sus clientes cambiar la moneda de pago de algunos contratos de suministro de crudo de dólares a yuanes chinos y rublos rusos como una forma de paliar el menor acceso al sistema financiero estadounidense, afirmó.
PDVSA también busca financiamiento de China y Rusia, dijo Triana.
Venezuela y Rusia firmaron este mes un acuerdo de refinanciación de 3.150 millones de dólares, que reducirá los pagos que vencen durante la próxima década. Pero el pacto no incluyó 6.000 millones de dólares en deuda de PDVSA con la petrolera estatal rusa Rosneft.
Rusia se ha convertido en los últimos años en el prestamista de última instancia de Venezuela y ha proporcionado el efectivo necesario para apuntalar al Gobierno de Maduro.
Triana dijo que los esfuerzos de Venezuela por reestructurar su deuda están avanzando bien, debido a que la mayoría de los acreedores están concentrados en China, Rusia y parte de Europa.
“Somos los mejores pagadores del mundo”, sostuvo, después de explicar que el país ha cancelado más de 70.000 millones de dólares a bonistas y acreedores en los últimos años.
“Sin embargo, en medio de estas sanciones, estamos atravesando problemas de flujo de caja y es por eso que tenemos que amortiguar un poco el pago de esa deuda en el corto plazo, para extenderla a más largo plazo”, afirmó.
Triana también dijo que varias empresas de servicios petroleros acordaron el año pasado canjear cuentas vencidas por pagarés extendidos por PDVSA. Esto limitó el impacto que las facturas impagas con las firmas han tenido sobre las operaciones de crudo y gas en el país, agregó.
“Son dos empresas que siguen trabajando con nosotros y siguen en Venezuela”, dijo Triana, refiriéndose a los proveedores de servicios petroleros Schlumberger y Halliburton.
Por Alexandra Alper y Marianna Parraga/Reuters