Cambio en Caracas y Venezuela, por Oscar Arnal

Cambio en Caracas y Venezuela, por Oscar Arnal

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La situación es dramática. La hiperinflación tomó vuelo y se lleva todo por delante. La hambruna pica y se extiende. Ningún salario alcanza. A pesar del inmenso ventajismo gubernamental el voto se puede transformar en un arma de castigo. El pueblo está bravo y es muy difícil vaticinar como este descontento se podrá canalizar.

Hace varias semanas la UCAB organizó un encuentro para analizar tres sondeos de opinión y las reflexiones del rector Virtuoso sobre la crisis.





Los números de la propia casa de estudios presentados por el profesor Luis Pedro España señalan que solo un 24,3% cree que el gobierno termina su mandato y que la Constituyente profundiza la ingobernabilidad. Alertan que una intervención foránea abierta podría amalgamar al oficialismo que se empieza a resquebrajar.

Félix Seijas de Delphos explicó que solo 5% de la población dice vivir mejor. El resto se divide entre los que señalan que en la “República Civil” vivían mejor, y los que lo hacían con Chávez. Existe un alto respaldo a la empresa privada, al empresariado y casi nada a los Clap. El 78% se pronuncia por un cambio de gobierno por la vía electoral. Y apenas 5% se apunta al golpe militar.

Gil Yépez de Datanálisis observó que 73% de la protesta es por hambre. El 83,5% se opone a la Constituyente. Al referirse a los aspirantes de darse unas presidenciales los números de la oposición superan al oficialismo.

En definitiva el oficialismo oscila entre 9% y 34%, que sería su mejor escenario. Hay que tener en cuenta que un tercio de los votantes, que ahora se inclinan más por la oposición, antes lo hicieron por el chavismo, lo que significa que existe un electorado itinerante que hay que consolidar.

En medio de estas cifras se produce el choque de trenes entre los poderes públicos. Con la materialización ilegítima de la coacción contra los autores del supuesto “desacato”, sus colaboradores, magistrados, etc. Comienza a surgir un estado paralelo como aquel que aparece en los países en guerra civil o donde hay gobiernos en el exilio. Mientras tanto, la alternativa democrática es una amplia mayoría, que podría superar cualquier estimado, al ser todavía más victimizada. Además cuenta con el soporte de buena parte de la  comunidad internacional.

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