Luego de 18 días de vacaciones en la exuberante París, ayer en horas de la tarde la aerolínea Air France trajo de vuelta al país al gobernador madurista del estado Carabobo, Rafael Alejandro Lacava Evangelista, Pasaporte 130301875, procedente de Francia, en el vuelo AFR-368, para continuar con su gestión de gobierno que pareciera consistir en hacer videos por las redes sociales mostrando una preocupación fingida por las necesidades de la mayoría de los carabobeños, quienes no tuvieron la más remota oportunidad de hacer turismo nacional, mucho menos costear una ostentosa estadía en la ciudad de la Torre Eiffel, la Catedral de Notre Dame y del mítico Moulin Rouge.
Nota de prensa
Y es que durante todo este tiempo que el primer mandatario regional estuvo descansando en la vieja Europa, los carabobeños tuvieron que padecer innumerables apagones eléctricos, cortes en el suministro de agua, escasez de combustible, colas para comprar alimentos, manifestaciones por los esperados perniles, y hasta alguno que otro saqueo de algún camión que pasó desprevenido con alimentos por las oscuras y desprotegidas autopistas de la región.
Lejos pareciera quedar aquella diáfana expresión que hiciese el comandante barinés cuando sentenció: “ser rico es malo”, pues para pagar esos boletos de avión hacia el primer mundo son muchos los euros que han tenido que desembolsarse; y qué decir de la estadía en una de las ciudades más costosas del mundo.
Cuando vimos aquel video del mandatario acostado en su cómoda cama en Quinta Carabobo, agobiado por la cantidad de problemas con los que se había encontrado con su llegada al poder, imaginábamos que haría esfuerzos para tratar de aliviar un poco la carga de muchas familias que estas navidades no tuvieron para las hayacas, el pan de jamón, los estrenos, ni el regalo del niño Jesús. No podíamos imaginarnos su escondida salida a disfrutar las navidades que muchos carabobeños no pudieron tener, debido a la crítica situación que ha generado el gobierno al cual representa.
Pero éste ha sido el doble discurso de quienes utilizan la ideología para someter al pueblo a la peor de las barbaries, mientras ellos se dan la ‘dolce vita’. Miseria para el pueblo y derroche de placeres para ellos. ¿Recordamos a aquél revolucionario que gustaba usar corbatas Louis Vuitton? No es este el primer caso y tampoco será el último.